Dominio y replanteamiento: el análisis del triunfo de Universitario en Argentina por la Copa Sudamericana

1967, en el Cilindro de Avellaneda, la última vez que Universitario de Deportes logró una victoria en Argentina por un torneo oficial. En la actualidad, la estadística equilibraba la comparativa del momento reciente en sus torneos locales: mientras la 'U' pelea en la parte alta, Gimnasia y Esgrima lo hace en los últimos casilleros. ¿Existía un favorito? Posiblemente, pero lo real era que se trataba del momento idóneo para los cremas de romper una racha de 56 años y comenzar derecho en la Copa Sudamericana.

Universitario, que sigue extendiendo su invicto con Jorge Fossati, trabajó por esa victoria: dominó notoriamente en parte del trámite, supo responder a la reacción de Gimnasia y reajustó de la mano del uruguayo para provocar un penal en el que aparecieron las principales virtudes de los merengues en La Plata.

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Recuperar y atacar

La producción ofensiva de Universitario decreció con el transcurso del partido, pero fue con su último remate al arco como se hizo de los tres puntos. Ocho disparos en el primer tiempo respecto a solo dos en el complemento, un reflejo de cómo avanzó el curso del compromiso para la visita.

Fossati no alteró su sistema ni el plan de su elenco en Argentina. 1-3-5-2 ante Gimnasia y con la intención de ser protagonista en campo contrario a partir de mover mucho el balón. Tuvo menos la posesión, no obstante, encontró más vías que el ‘Lobo’ para llegar a la portería.

Gimnasia no es un equipo que avanza desde su área con el control del balón, por lo que intentaba ganar metros apostando por los servicios largos para las descargas de Tarragona y Soldano. Dicha fórmula se vio frustrada en ese primer tiempo por el oficio de Rodrigo Ureña y Matías Di Benedetto, pilares en la tarea de anticipación o cortar para evitar las denominadas “segundas jugadas”.

Rodrigo Ureña ha mostrado un crecimiento en su desenvolvimiento físico para liderar la medular crema. Ordena a Martín Pérez Guedes y Piero Quispe para decidir cuándo saltar a la presión o aguardar cerrando líneas de pase. En el Bosque desplegó estos aspectos, además de cortar las intenciones de su rival y ofreciendo un pase seguro.

El sistema con tres zagueros es imprescindible para Fossati más allá del rival o contexto, una estrategia que le permite a uno de los centrales descolgarse para recuperar. Quien asumió ello fue Matías Di Benedetto, el futbolista que más intercepciones realizó (6).

En la memoria aún está el gol de Sabbag en el Clásico, donde Di Benedetto salió de su zona queriendo robar el balón. Fossati no le limita a ello, pero se protege sosteniendo en la ‘cueva’ a Riveros y Corzo ante la posibilidad de que sea superado. El ‘Tano’ recuperó muchas pelotas sobre la mitad del campo, destacándose su lectura para concretar estas intervenciones en la mayor cantidad de ocasiones sin faltas.

La zona fuerte de Universitario

El mediocampista chileno y el central argentino resaltaron en las facetas defensivas durante la fracción inicial, pero el dominio crema se complementó a partir de la sociedad Piero Quispe y Nelson Cabanillas.

Antes con Compagnucci y ahora con Fossati, la ‘U’ es un equipo que progresa ofensivamente por las bandas, aunque en Argentina el sector fuerte fue el izquierdo. Universitario se organizó desde esta zona, con Quispe moviéndose hacia el centro ‘limpiando’ el campo y atrayendo rivales, lo que le permitía a Cabanillas contar con espacios para desdoblar.

A excepción de la jugada entre Herrera y Urruti que finalizó con el tanto no validado a ‘Tito’, las restantes ocasiones se originaron por izquierda. Tras recuperación, Ureña habilitó a Quispe y este a Cabanillas en el centro que conectó Herrera y obligó a la ataja de Durso.

La carga de la ‘U’ se repitió después por la misma zona y con los mismos protagonistas, con la variable de que Cabanillas recuperó y finalizó disparando a la portería. Escenarios distintos cuando el lateral se recogía para ganar metros con pelotas largas y el mediocampista acompañaba a los delanteros aproximándose al área. La contraparte a los mejores momentos de Universitario es que no consiguió llevar al marcador esos instantes de dominio, dado que careció de precisión para finalizar sus ataques.

Replanteo y victoria

El dominio merengue decayó con el transcurso del compromiso. Los puntos altos del primer tiempo no resaltaron en el complemento, notándose un desgaste físico al que hizo alusión Jorge Fossati postpartido

Esto permitió a Gimnasia crecer con la posesión, a la ‘U’ refugiarse más en su terreno y permitir los centros aéreos en diagonal. Riveros y Di Benedetto sostuvieron desde la zaga, además del desperdicio del ‘Lobo’ con una inmejorable ocasión con Tarragona que terminó con la pelota impactando en el poste.

Fossati decidió cambiar. En principio entraron Alfonso Barco y Alexander Succar, sumándose unos minutos después Horacio Calcaterra. Universitario se sacudió del manejo local a partir de recuperar dinámica en el mediocampo. El plan no fue acudir a la presión en salida sobre el rival, pero sí administrar mejor el esférico. Barco se convirtió en el primer pase de la ‘U’, que pasó a mostrarse más preciso colectivamente.

En el segundo tiempo se aproximaban al área, aunque no pegando sobre la portería de Durso. El gol, no obstante, contó con la intervención de los principales protagonistas en la acción del penal.

Recuperó Matías Di Benedetto, jugó hacia Calcaterra que luego se apoyó con Alfonso Barco. Al circuito de pases se integraron Piero Quispe y Alexander Succar. El punta, ya en el área, envió la pelota a Nelson Cabanillas, quien centró para el penal.

Universitario debutó en la fase de grupos de la Copa Sudamericana ganando. Por momentos siendo superior, en ocasiones cediendo protagonismo, pero está el factor de la experiencia de Jorge Fossati para recomponer a su equipo hacia una victoria histórico, porque a pesar de los contextos, triunfar en Argentina luego de 56 años es para celebrarlo.

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