La diva de la televisión peruana comparte su peculiar fórmula para el éxito financiero: La teoría de la palta. Además habla de otros detalles de su vida íntima.
Gisela Valcárcel, la famosa presentadora de programas exitosos como Aló Gisela y Bailando por un sueño, participó como invitada en el último episodio del podcast de Cristian Rivero. En esta reveladora entrevista, reveló detalles íntimos de su vida y compartió su inusual "teoría de la palta", una fórmula para el éxito financiero que dejó impresionado a su excompañero de pantalla.
"No le temo a no tener dinero. Nunca le tuve miedo a no tener dinero porque como no lo tuve... Además, ya sé cómo se hace. Dame dos paltas y yo sé cómo se hace el dinero", explicó Gisela. "Si yo tengo 10 soles, compro dos paltas esas. No me tienen que costar más de 4 soles. Compro dos paltas, galletitas. Entonces, cuando vengo las vendo a S/7.50 ¿Cuánto me costó eso? S/ 1.50. ¿Qué estoy haciendo? S/ 5.25 más es mi ganancia".
Finalmente, Gisela Valcárcel subrayó la importancia de no gastar todo el dinero: "De esos S/5, la mitad, los S/2.50 los voy a guardar, y estos S/2.50 está por lo que pase, así nomás se hace el múltiplo, nunca se gasta todo lo que se tiene". Además, mencionó que aplicó esta misma teoría a la televisión "cuando las puertas se cerraron y nadie creyó en mi sueño de crear Bailando por un sueño".
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Nadie apostó por Bailando
En junio de 2008, Gisela regresó a Panamericana Televisión con el reality Bailando por un sueño, sin imaginar que superaría tanto sus expectativas como las del canal. "Nadie creía en ese programa, excepto dos anunciantes. Yo venía de la revista Gisela, y todo lo que había ganado se invirtió en Bailando", recordó.
Sin embargo, el programa, que presentaba a famosos bailando para cumplir el sueño de bailarines aficionados, fue un éxito inmediato. Ella relaciona este éxito con su involucramiento en la religión, cuando asistió a una reunión de un grupo cristiano en el mismo lugar donde se grabaría el reality de baile.
"Más allá de que en quién crea o no, eso no es lo importante. No es cucufatería. he vivido una vida espectacular y no me convertí en cucufata. La gente dice que si eres seguidora de Cristo no vas a fiestas. Sí voy y me encantan. Empecé a entenderme mucho más. Ahí empieza este cambio”.
¿Por qué no ha encontrado el amor?
"No estoy enamorada de nadie. No tengo a nadie en mi cabeza (...) Yo, básicamente, no he mirado a nadie de quien yo pueda enamorarme", reveló. Además, dijo que la televisión proyecta una imagen suya que puede confundir a quienes intentan conocerla. "Estoy bien así", indicó.
Gisela también expresó lo que valora en un hombre, destacando que le atrae la "seguridad". "Me encantaría conocer a un hombre que no sea parlanchín, que sea alegre, no disparatado, un viudo que tenga bien puesta su vida y que ojalá haga ejercicio… porque, a mi edad, todos se han puesto un poco panzoncitos", bromeó.
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¿Cómo fue ser madre soltera?
La conversación inició con Gisela rememorando sus primeros años en la televisión, cuando recibió la noticia de que sería madre sin estar casada. "Era una Lima muy diferente. No se podía hablar de ser madre soltera. Era un pecado, una vergüenza. Cuando me di cuenta de que estaba embarazada, sabía que tenía que ocultarme un poco. Había una mujer con ruleros en la cabeza que decía: 'Ahí está pasando la hija de... mira que ha salido embarazada'. Fue muy duro".
Además, recordó que cuando anunció su embarazo, al día siguiente, miles de mujeres se congregaron en la puerta de Panamericana Televisión. "Algo había estallado. Había millones de mujeres ocultas en sus hogares que no podían revelar que eran madres solteras. Esto me unió a muchas madres, madres solteras y sus madres también".
Sin embargo, reconoció que no recomendaría a nadie traer un bebé al mundo sin apoyo. "Ser madre soltera sigue siendo un desafío. Ni siquiera te conoces bien a ti misma a los 21 años. No lo recomiendo". No obstante, añadió: "Lo que sí digo es que cuando tienes que enfrentar algo, simplemente lo enfrentas".
Ícono de la televisión
Con casi cuatro décadas de carrera en la pantalla, Gisela reconoció que sería absurdo no admitir que su nombre ha dejado una huella. "Creo, de todas maneras, que soy parte de la historia de la televisión. Estoy ahí, sí. Sería absurdo no darse cuenta. No estoy segura de lo que eso implica, pero sé que se escribirá sobre mí, lo cual no me gustaría, pero sucederá".
En otro momento, la presentadora de TV reflexionó sobre las consecuencias de alcanzar el éxito y dijo: "En un momento, la popularidad me alejó de mí misma, y no quiero que eso vuelva a suceder". “¿Sabes lo que es, de un día a otro, que te conviertas en una persona querida cuando hace dos meses no te miraba ni el pájaro que está en tu casa? No sé si la palabra es ‘me mareé’. Creo que salí de órbita”.
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¿Por qué no se internacionalizó?
Gisela compartió que tuvo la oportunidad de internacionalizarse cuando Mario Kreutzberger, más conocido como Don Francisco, la buscó con la intención de encontrar a la próxima Cristina Saralegui. "Le dije que no podía hacerlo, que no podía mudarme a Miami en ese momento". “No me arrepiento. Mi hija crecía, no podía dejarlo todo. No era tan fácil. Tenía un nombre acá. Era una mujer con familia aquí. No podía irme, de un día para otro, a lucharla en Miami. Cuando no es tu destino, no es pues”.
¿Qué dice Gisela sobre las críticas?
Consciente de que no puede agradar a todos, Gisela confesó que ya no gasta energía respondiendo a sus críticos. "Hubo momentos en los que me derribaron, en los que no pude ir a trabajar, en los que me sentí deprimida (...) Es como un parto, duele, pero luego se olvida".
Sin embargo, admitió que, a veces, ella misma no entiende lo que dijo, lo que le ha valido el apodo de Cantinflas entre sus detractores. "A veces, yo también me pregunto: ¿Qué quise decir, cómo fue esa vaina? Me divierto. Es lo que hay. Que no gustemos es bueno porque nos vieron. Lo que no está bien es que me agredan, insulten y pasen por la vida piola. Eso no está bien, pero peor sería que uno quiera devolver el insulto porque significa que te has detenido y no debes hacerlo. Ya no me preocupo tanto por si gusto o no gusto”, concluyó.
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