Carlos III y Camilla estuvieron acompañados por miembros de la familia real, pero sin el príncipe Harry, hijo menor del nuevo rey, que mantiene tensas relaciones con la monarquía.
Ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II, Carlos III fue coronado este sábado 6 de mayo junto a su esposa Camila en una ostentosa ceremonia que el Reino Unido no vivía desde hace 70 años.
En la abadía de Westminster, un monasterio ubicado en el centro de Londres, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, colocó sobre la cabeza del monarca la corona de San Eduardo, la cual no se había utilizado desde la coronación de su madre, en 1953.
Inmediatamente después, Camila fue investida como reina al recibir la corona de María de Teck, una joya de 2.200 diamantes que fue sacada de la Torre de Londres para ser sometida a algunos cambios.
Fue fabricada exclusivamente para la coronación de la reina María en 1911, consorte de Jorge V y bisabuela del actual rey Carlos III. Se la hizo la histórica joyería Garrard's, responsable de otras joyas de los Windsor.
Los príncipes de Gales
Sentados en primera fila, los herederos de la corona, William y Kate Middleton, de 40 y 41 años respectivamente, siguieron la ceremonia religiosa entre cánticos, coros de góspel, sermones y lecturas del evangelio.
Ellos estaban acompañados por sus tres hijos: el príncipe Jorge, de nueve años, la princesa Carlota, de siete, y el príncipe Luis, de cuatro.
Unos 2.300 invitados, entre ellos figuras como la primera dama estadounidense Jill Biden, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes Felipe VI y Letizia de España, además de cientos de representantes de la sociedad civil británica.
La soledad de Harry
El príncipe Harry, hijo menor de Carlos que mantiene tensas relaciones con la familia real, se sentó discretamente junto a sus primos en la tercera fila, sin su esposa Meghan Markle, que se quedó en California con sus dos hijos.
Se cree que es la primera vez que Harry ve a su familia desde que se publicaron sus controvertidas memorias, 'Spare'. Las relaciones entre el príncipe Harry y otros miembros de la familia se han visto afectadas desde dicho momento.
A diferencia de otros miembros de la familia, el príncipe Harry no vestía túnicas ni uniforme militar, a pesar de que sirvió en el ejército durante una década, incluidas dos giras por Afganistán.
Juramento
"¡Que Dios salve al rey!", gritaron los asistentes dando inicio a la ceremonia con este reconocimiento, acompañado de una fanfarria de trompetas, después de que Carlos III y Camila, de 75 años, entraran vestidos con capas ceremoniales tras una breve procesión en carroza desde el Palacio de Buckingham.
Con la mano sobre la Biblia, el rey prestó juramento. Después, en la parte considerada más sagrada de la ceremonia, el arzobispo Welby ungió las manos, el pecho y la cabeza del monarca, oculto de la vista por una pantalla.
Se invitó entonces a todas las personas, desde donde estuviesen viendo o escuchando la coronación, a jurar lealtad al nuevo rey, una primicia histórica que busca la democratización de la ceremonia, pero que provocó fuertes críticas de los antimonárquicos.
Coronas y ropajes de oro
Aunque el rey quiso una ceremonia más moderna y sencilla que la de su madre, en un contexto de crisis económica, se utilizaron tres coronas engarzadas de diamantes: una para Camila y dos para Carlos III, ya que la de San Eduardo solo se lleva en el momento preciso de la coronación.
También varios ropajes antiguos bordados con oro que el rey fue vistiendo progresivamente durante la ceremonia, tres cetros, una espada cubierta de piedras preciosas y un par de espuelas de oro.
Siguiendo las convicciones ecologistas del monarca, el óleo utilizado en la unción fue vegano, aunque consagrado como exige la tradición en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde los cristianos creen que fue enterrado Jesús.
Manifestantes detenidos
Pese a la lluvia, la multitud estuvo reunida en las calles de Londres. Miles de admiradores se agolparon a lo largo del recorrido de la carroza real, para saludar a los monarcas.
En su camino, sin embargo, la pareja real también pasó ante las pancartas amarillas del grupo antimonárquico Republic, en que se leía "No es mi rey". Un grupo de estos activistas fue detenido cuando se preparaba para protestar.
Una veintena de miembros del grupo ecologista "Just Stop Oil", que en pasadas protestas han bloqueado carreteras, también fueron detenidos. La policía, que desplegó a 11.500 agentes para la ocasión, anunció que no toleraría ningún disturbio.
Carlos III saluda desde el balcón de Buckingham sin Harry
Tras la ceremonia, los monarcas, acompañados por miles de militares y miembros de la realeza, emprendieron una nueva procesión hacia el palacio de Buckingham, donde junto a su familia saludaron a la multitud desde el balcón. El gran ausente en este acto fue el príncipe Harry.
Tampoco apareció el príncipe Andrés, hermano de Carlos III, a quien también se apartó de la familia real por sus escándalos sexuales relacionados con el empresario Jeffrey Epstein.
Sobre las cabezas de los presentes sobrevolaron aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas británicas, aunque la exhibición aérea debió ser recortada por las malas condiciones climatológicas en Londres.
La celebración continuará dos días más, hasta el lunes 8 de mayo, declarado día festivo. Ese día se animará a los ciudadanos a participar en "La Gran Ayuda", una iniciativa para colaborar en labores de voluntariado en sus zonas de residencia. (Con información de AFP y EFE)
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