Tilsa fue inmortalizada en el nuevo billete de 200 soles, no solo como una gran artista, sino como una mujer clave de la historia del arte peruano.
Continuando con la emisión de un nuevo tiraje del papel moneda en el país, el Banco Central de Reserva del Perú presentó el nuevo billete de S/ 200. El diseño está dedicado a la memoria de Tilsa Tsuchiya, considerada por la crítica como la pintora peruana más influyente del siglo XX.
¿Quién fue Tilsa Tsuchiya?
Tilsa Tsuchiya, nacida en Supe en el año de 1928, fue hija del médico japonés Yoshigoro Tsuchiya, quien llegó al Perú en 1905, y de María Luisa Castillo, una peruana con raíces chinas.
Desde su infancia, según la periodista Verónica Ramírez, Tilsa anhelaba explorar el mundo a través de la música, la medicina y la cocina. Sin embargo, un día, al contemplar una reproducción de un cuadro de Rembrandt, tomó la decisión de dedicarse al arte.
Tsuchiya ingresó a la Escuela de Bellas Artes antes de cumplir los 20 años, pero la enfermedad y muerte de sus padres la obligó a hacer una pausa en sus estudios. Convencida de que "el dolor no se cuenta, pero se pinta", aprendió a representar lo invisible en sus obras: el tiempo, el enigma, la soledad y la muerte.
Estilo único
Luego de tener a su primer hijo, Tilsa Tsuchiya se dedicó a trabajar en una vidriería y taller de enmarcado junto a su hermano Wilfredo. Aunque sus días se llenaban con deberes domésticos y comerciales, sus ratos libres se veían absorbidos por su vocación inquebrantable, copiando obras de Van Gogh y Miró.
Tras su regreso a la Escuela de Bellas Artes, sentó las bases de su estilo único. Sus personajes híbridos, suspendidos entre el cielo y la tierra, entre el sueño y la vigilia, empezaron a cobrar vida, tal como señaló. "Mi pintura es bien real. Es lo más realista que hay, los sueños son reales", son palabras textuales de la artista que recoge un artículo de la comunicadora Verónica Ramírez.
Pronto llegaron los premios y reconocimientos, incluida la Gran Medalla de Oro de su escuela. Se trasladó a París en los años sesenta para ampliar su formación en La Sorbonne. Allí, contrajo matrimonio, tuvo a su segundo hijo y vivió más de una década antes de volver a Lima. En su nueva residencia, dedicó sus mañanas a pintar y sus noches a dibujar.
Te recomendamos
Legado artístico
Aunque Tilsa Tsuchiya tenía fama de ser hermética y solitaria, desmintió tales afirmaciones en una entrevista de 1975 con el poeta peruano Juan Ramírez Ruiz. "Yo tengo muchos amigos, me traen flores, me llaman por teléfono, yo creo en la amistad".
Tal es así que llegó a colaborar con el poeta Arturo Corcuera, ilustrando su poemario Noé delirante. Su relación con Rafael Lemor, dueño de la galería Camino Brent, demostró la confianza en su talento, ya que compraba cuadros en blanco por adelantado, sin conocer el resultado final, confiando en que serían obras maestras.
Antes de fallecer a los 55 años debido a un cáncer, Tilsa devolvió unos libros al poeta José Watanabe. Entre los textos había un separador con un verso premonitorio que la artista había resaltado con lápiz: "Luego de haber visto la luna / dejo esta vida / con su bendición".
Tilsa Tsuchiya dejó un legado artístico de unas 200 obras, inspiradas en mitos peruanos y la tradición japonesa.
Te recomendamos
Nuestros podcasts
Ver másComparte esta noticia
Siguenos en