¿Se puede ser feliz? El psicoanalista Gabriel Rolón responde en su libro

Gabriel Rolón es conocido por sus libros 'El duelo' e 'Historias de diván'. | Fuente: Planeta

Tras su paso por el Perú para el lanzamiento de su libro La felicidad (más allás de la ilusión), el psicoanalista, escritor y locutor argentino Gabriel Rolón reflexiona sobre el dolor y el sentido de faltacidad.

Cuando una persona se cruza con el libro La felicidad (más allá de la ilusión) de Gabriel Rolón, piensa que se trata de uno sobre autoayuda que le brindará las claves para ser feliz. Sin embargo, la realidad es otra: es un ensayo que cuestiona el término felicidad desde el psicoanálisis. “No doy consejos de cómo ser feliz, ni puntos para alcanzar la felicidad[…] El libro es un cuestionamiento permanente. ¿En serio me van a decir que van a ser felices cuando se enamoren? Lo puedo cuestionar”, afirma el psicólogo y escritor argentino, reconocido por sus libros El duelo e Historias de diván.

Sobre su más reciente publicación, el significado del dolor y el sentido de faltacidad (aquella capacidad de ser feliz a pesar de lo que falta), conversamos con el psicoanalista y escritor tras su paso por la capital peruana.

P: La felicidad (más allá de la ilusión) empieza con la frase ‘Todos somos ausencia’, que está ligada al dolor. ¿Qué pasa cuando una persona no se permite atravesar por el proceso del duelo?

R: Esa frase corresponde al final del libro anterior, El duelo. Cuando alguien no puede recorrer el camino del duelo, queda en un estado muy complejo y difícil: en un estado de melancolía. Es una enfermedad casi como no poder desprenderte de eso que has perdido.  

Te cuento una historia; una vez me vino a ver una mujer que tenía 58 años, era joven, y me comentó que estaba mal porque se había separado. Desde ese momento no había vuelto a salir con nadie, no había vuelto a tener una vida sexual, no había vuelto a soñar, a disfrutar, y cuando le pregunté cuánto hacía que se había separado me dijo: ‘treinta años’. Eso es la melancolía. Es la enfermedad que te toma cuando uno no puede resolver una pérdida, asumirla, sufrirla. Sí, obvio, que duela. Por lo general, tenemos la idea de que el dolor es algo malo y el dolor es la prueba de que estamos vivos.

P: La periodista argentina Leila Guerriero mencionaba en su columna para el El País que el dolor no tiene por qué tener un lado positivo o una enseñanza, solo es dolor y ya. ¿Qué piensas sobre eso?

R: Comparto una parte y otra no. El dolor no siempre nos deja algo positivo. Hay personas que dicen que el dolor te mejora y te enseña. Yo he visto gente que después de muchos dolores no aprendió nada. Simplemente salió más resentida, más enojada con la vida.

La parte que no comparto es que el dolor, desde mi mirada, es parte inevitable de la vida. Con dolor se vive. Transitar la vida es aceptar que la vida duele. Hay que aprender a que el dolor no te vuelva resentido, enojado o un deprimido para que unos puedan seguir teniendo sueños. Si una persona no nos amó, no debemos renunciar a la vida por eso. Hay que seguir luchando y apostando por los sueños.

No creo que el dolor es eso y nada más. Creo que el dolor es la prueba ni más ni menos de la lucha que nuestra psiquis está dando para mantenerse en pie después del daño de haber perdido algo que amaba.

P: Es difícil sentir dolor y pedir ayuda. Hay muchas personas que son reacias a contar con el apoyo de un psicólogo… 

R: No es fácil abordarlo. La cultura te pide que seas feliz. Si tú subes una foto a Instagram, le vas a poner filtro, vas a sonreír y vas a buscar una buena luz, porque la cultura te exige que te muestres bien. Vivimos en una cultura que no le gusta el dolor. Entonces, ya darse el permiso de estar triste es un acto subversivo.

La vida puede ser un lugar horrible. La gente que quieres se muere. La gente que amas no te ama. El tiempo pasa y envejecemos. Los sueños no salen.

El mundo quiere que no estés triste, que no sientas dolor, que no estés sufriendo. El mundo es una mentira así.

P: El libro La felicidad (más allá de la ilusión) es un ensayo que cuestiona el término felicidad. ¿Cómo lograr que esto no caiga en la sección de autoayuda?

R: No puedo evitar que mis libros vayan a un anaquel de autoayuda. No lo puedo evitar y ya me di por vencido. No me voy a pelear con los libreros del mundo. A mí me molesta y no porque tenga un problema con el género, sino porque no quiero estafar a la gente. Mi libro no te va a dar ninguna receta.

Si lo lees a consciencia y te conectas con el libro, lo más probable es que termines angustiado, un poco llorando, un poco más confuso de lo que entraste al libro. Eso es lo que quiero generar. Esa confusión que mueve al pensamiento.

P: Llama mucho la atención que abordas el tema de la felicidad desde el pasado, el futuro, la sensación de nostalgia, la esperanza y la ilusión. También mencionas la importancia de disfrutar el presente para encontrar la felicidad. ¿Qué tan difícil fue abordar el tema? 

R: Más que difícil fue un acto de cierta y banal rebeldía. Una rebeldía contra este modelo de mostrar todo feliz. Fue recorrer el camino de preguntarme, de cuestionarme.

No quiero que lo que yo diga se sienta en contra de un arte tan maravilloso como la fotografía. Pero cuando un fotógrafo capta un instante, lo capta, no lo provoca. No es póngase así, le pongo una lágrima para que parezca que llora. No, el artista captó el momento. Y es maravilloso ese arte. Cuando uno dice ‘vuelve a llorar para que yo lo saque en la foto’, ahí es cuando se altera todo y se pierde la naturalidad, la espontaneidad que es indispensable para ser como uno es, para estar triste o feliz. No todo se puede planificar en la vida, ni mucho menos las emociones.

Yo puedo luchar para ser lo más feliz que pueda, pero la felicidad va a ser una sorpresa.

P: Este libro te deja con una sensación de faltacidad. ¿Qué significa para ti? Y, ¿cómo te das cuenta de que llegaste al final del libro?

R: Me di cuenta de que me había preguntado todo lo que me quería preguntar. Que había cuestionado todo lo que quería cuestionar: el éxito, la alegría, la euforia. Me di cuenta de que no tenía más por donde hurgar. Ojalá dentro de cinco años pueda decir ‘Felicidad tomo dos’ porque quizá no me pregunté muchas cosas.

Este fue un libro desgastante para mí porque yo recorrí junto con mis pacientes el camino de sus duelos, de sus tristezas, de sus llantos. Abracé pacientes quebrados y acompañé sus dolores.

Terminé el libro con una sensación de faltacidad porque estoy feliz por el camino recorrido, pero me doy cuenta que a este libro hay algo que le falta.

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Bachiller en Comunicación y Periodismo de la UPC. Maneja las redes sociales de RPP desde el 2021. Colabora con artículos y entrevistas sobre moda, música y cultura, y conduce el programa "Mucha Moda" de YouTube de RPP. Anteriormente, realizó prácticas para el diario Luces de El Comercio. También colaboró con artículos sobre moda peruana e internacional en Latex Magazine.

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