Mario Vargas Llosa retornó a La Catedral en busca del fantasma de Zavalita [INFORME]

"Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. Él era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál?"

¿En qué momento se había jodido el Perú? Así comienza Conversación en La Catedral, una de las obras más emblemáticas de Mario Vargas Llosa, cuyo inicio plantea una pregunta que ha generado innumerables análisis y debates. La novela se sitúa en el contexto del "Ochenio", período de la dictadura del general Manuel Odría, entre 1948 y 1956, etapa en la que el autor vivió su transición de la niñez a la juventud.

La historia es protagonizada por Santiago Zavala, "Zavalita", redactor del desaparecido diario La Crónica como lo fue Vargas Llosa; Ambrosio, trabajador de una perrera que antes fue chofer del padre de Zavala, y Cayo Bermúdez, hombre detrás de la represión política de la dictadura. Vargas Llosa basó ese personaje en Alejandro Esparza Zañartu, ministro de Gobierno y Policía en el régimen de Odría.

La charla entre Santiago Zavala y Ambrosio se desarrolla en el bar La Catedral, que abrió sus puertas en los años 50 y que funcionó hasta mediados de los años 70. En la novela, La Catedral se presenta como un lugar con ruido constante donde una muchedumbre se reúne en medio de los aromas de platos criollos y los licores. 

Vargas Llosa escribió la novela mientras residía en París y trabajaba como periodista en el turno nocturno de la radio y televisión pública de Francia. Ello le permitía disponer del día para dedicar a su texto la constancia y continuidad que requería. El escritor consideró que la dictadura de Odría fue perjudicial para su generación al ser el régimen dictatorial extremadamente corrupto, estricto y violento.

En diciembre de 2019, al conmemorar los 50 años de Conversación en La Catedral y durante la presentación de una nueva edición, Mario Vargas Llosa afirmó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, que esta ha sido la novela que más trabajo le costó. Dijo que la escribió para demostrar los efectos de la dictadura de Manuel Odría, más allá del ámbito político.

"La idea que tenía yo era no contar la historia del golpe militar, sino mostrar los efectos que tenía la dictadura en la vida no política del Perú. La manera como es a dictadura afectaba, por ejemplo, la relación en el seno de las familias", señaló.

En 2010, Mario Vargas Llosa recibió el Premio Nobel de Literatura "por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual", según explicó la Academia Sueca. Diez años después, en una entrevista con RPP, Vargas Llosa señaló que en esa misma dirección va Conversación en La Catedral.

"Yo sí creo que algunas novelas están en esa dirección sin ninguna duda, pues Conversación en La Catedral o La ciudad y los perros y algunos de los ensayos también, pero digamos que hay una parte de la obra que es menos directamente política, como lo resume esa esa frase", expresó.

Regresó al lugar que inspiró el título de su novela 'Conversación en La Catedral'

Cincuenta y cinco años después de la primera edición de Conversación en La Catedral, Mario Vargas Llosa regresó al local donde alguna vez estuvo ese bar. Su hijo Álvaro, quien publicó en las redes sociales una fotografía del Nobel frente a ese lugar, escribió: "Llegó en busca de los fantasmas de Zavalita y el zambo Ambrosio".

En la fotografía se ve que del antiguo local solo queda una fachada deteriorada con ladrillos al descubierto. La antigua puerta de madera fue reemplazada por un portón negro, hoy en día grafiteado; y el cartel de "Bar La Catedral" dio paso a un letrero amarillo de "Se vende" con un número de WhatsApp.

Vargas Llosa, ya mayor, aparece de pie, sosteniendo un bastón con la mano derecha y con la otra en el bolsillo de su pantalón oscuro. Lleva una chompa crema y una camisa clara, en contraste con la imagen de juventud, con terno y sosteniendo un cigarrillo, con los que alguna vez allí se mostró para otra fotografía.