A Mons. Ricardo Durand, quien fundó Cruz Blanca el 20 de marzo de 1958, se lo recuerda paseando en su camioneta para buscar a niños abandonados. Cuando encontraba un niño en la calle, lo llevaba a la comisaría, llamaba a su madre y con su permiso, pasaba dos semanas de vacaciones en el campamento de Ancón.
Así funcionó por mucho tiempo Cruz Blanca, una asociación sin fines de lucro, con el fin de promover una cultura solidaria con los más necesitados. La Fraternidad Mariana de la Reconciliación recibió el proyecto de Cruz Blanca de manos de Mons. Durand en 2003, un año antes de su fallecimiento.
Hasta antes de pandemia, Cruz Blanca atendía a niños de Puente Piedra, Laderas de Chillán, Ventanilla, Pachacútec, Pamplona y San Juan de Lurigancho. Sin embargo, superada la pandemia y después de mucho trabajo y reflexión, el equipo de Cruz Blanca resolvió abocarse a los niños más vulnerables de Ancón y sus familias.
“La población de Ancón está creciendo mucho. Estamos convocando a niños de dos colegios estatales para recibir, después de clases, un programa integral que abarque formación en la fe, valores pedagógicos y habilidades para la vida”, explica Cyntia Machado, fraterna y directora general de Cruz Blanca.
“Cruz Blanca Educa está dirigido a niños de primaria. Trabajamos con los colegios Andrés Avelino Cáceres y San Martín, con niños vulnerables, que durante las tardes se quedan solos sin ningún adulto en casa. Aquí, estos niños pueden encontrar un lugar seguro para desarrollarse de manera plena”, señala la psicóloga Lourdes Paredes.
Denis, un niño de ocho años que vive con sus padres en la urbanización Nueva Generación en Ancón, está ilusionado por empezar el taller Cruz Blanca Educa que inicia este año el próximo 3 de abril. Cyntia Machado, directora de Cruz Blanca, dijo que hay cupo para 100 niños en el programa Cruz Blanca Educa.
Lourdes Paredes, coordinadora de Cruz Blanca Educa, comenta que este programa incluye almuerzo, el apoyo de una tutora para que los niños realicen sus tareas, talleres de arte y deporte, espacios para trabajar habilidades para la vida y formación en la fe, que es uno de los principales objetivos del programa.
Para Paredes “no hay manera de formar personas con respuestas distintas o contrarias a la violencia, sin un espacio seguro y confiable donde se sientan escuchados, comprendidos, validados y tratados con afecto, respetuosos de sus tiempos evolutivos y ritmos que los hacen únicos. Eso encuentran aquí los niños”.
La misión de Cruz Blanca es trabajar por la formación integral de niños, niñas y adolescentes, durante su etapa escolar, ayudándolos a desarrollar valores y habilidades para la vida, que los hagan capaces de ser gestores de cambio de su realidad.
Si estás interesado en participar como voluntario del proyecto Cruz Blanca, tienes formación de educador o vocación de servicio escribe a voluntariado@cruz-blanca.org o escribe al +51 980 038 391.
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