¿Alguna vez te has preguntado qué significa realmente la palabra innovación? Cada día salen productos novedosos al mercado. Por ejemplo, celulares plegables, relojes inteligentes, lentes de realidad aumentada, automóviles eléctricos e incluso el inodoro de Bill Gates que convierte los desechos en cenizas. Sin embargo, ¿cuántos de estos productos pueden ser considerados verdaderas innovaciones para el mundo?
En principio, debemos entender que un producto novedoso no es necesariamente un producto innovador. Para entenderlo mejor, compara tu smartphone con el último modelo del mercado. ¿Cuál es la diferencia? Probablemente, el celular del año tendrá un mejor diseño y nuevas funcionalidades, pero la propuesta de valor sigue siendo la misma y, por tanto, no es un producto verdaderamente innovador, puesto que no resuelve una necesidad de manera diferente.
La innovación, para ser considerada como tal, debe cumplir algunos criterios. Primero, resolver un problema o necesidad de forma disruptiva, pensando fuera de la caja y cambiando las reglas del juego en el mercado. Segundo, y muy importante, ser verdaderamente útil para la gente y que transforme su estilo de vida. Por último, la innovación debe tener éxito en el mercado, indiscutiblemente.
¿Cómo evaluamos entonces nuestro desempeño empresarial? ¿Estamos ofreciendo productos y servicios innovadores o únicamente novedosos? Jeff Dyer, Hal Gregersen y Clayton Christensen, en su libro el ADN del Innovador, advierten que 7 de cada 10 ejecutivos han sido preparados para desarrollar modelos de negocios ya conocidos, pero no para pensar fuera de la caja. En ese sentido, es importante fomentar la verdadera innovación en nuestros equipos de trabajo, implementar estrategias como el design thinking, sacarlos fuera de su zona de confort, darles libertad creativa y retar su capacidad innovadora constantemente.
Por otra parte, la academia también tiene una gran responsabilidad sobre las nuevas generaciones de ejecutivos y empresarios en el país. Es importante entrenar y desarrollar la mentalidad innovadora de los jóvenes, independientemente de la carrera que estudien. Una innovación puede desarrollarse en cualquier industria, siempre y cuando no se pierda la perspectiva de su razón de ser: Tener un propósito social y ser de utilidad para las personas.
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