Anteriormente, en este mismo espacio, he escrito bastante sobre la importancia de la creatividad para promover el desarrollo de las empresas, pues es a través de ella que podemos implementar soluciones innovadoras a diferentes necesidades y problemas relevantes. No importa el sector en el que se mueva nuestra organización, la creatividad siempre será un factor clave. De acuerdo, pero ¿cómo creamos un ambiente propicio para fomentar la creatividad en nuestros equipos de trabajo? Desde mi punto de vista, el clima laboral juega un rol determinante.
En mi experiencia al frente de Toulouse Lautrec, he descubierto que cuando existe un ambiente laboral creativo se pierde el temor a equivocarse, es más fácil trabajar en equipos y se mejora el proceso de toma de decisiones al considerar siempre la opinión de los demás. Además, al aplicar el pensamiento creativo en el trabajo diario, el día deja de sentirse pesado y se consiguen mejores resultados, lo cual es gratificante y motivador para todos. No en vano para 8 de cada 10 trabajadores el clima laboral es un factor crucial en su desempeño, según una encuesta de Aptitus.
Aunque un clima laboral para potenciar la creatividad no es una propuesta basada únicamente en mi experiencia personal. De hecho, a mitad de la década de los 90, el investigador sueco Göran Ekvall encontró las diez dimensiones que debe tener un clima laboral para hacer posible la fricción creativa. Dentro de ellas encontramos la creación de un ambiente retador, estimulante, alegre, de libertad e independencia; dar confianza, apertura y soporte a las ideas que surjan de los trabajadores; permitir y promover el debate; evitar el conflicto personal; tomar riesgos y, finalmente, determinar tiempos específicos para el desarrollo de ideas y así no caer en la rutina.
A partir de la propuesta de Ekvall, considero que el desafío de las personas encargadas de liderar equipos es promover estas dimensiones apoyándose en algunas actividades que mantendrán vivo el fuego de la creatividad. Por ejemplo, a través de mesas de trabajo dinámicas, espacios de co-creación libre y multidisciplinaria o sesiones creativas para resolver desafíos. Así, mientras construimos un clima laboral saludable y fomentamos la integración y comunicación, podremos estimular el pensamiento creativo e innovador entre los colaboradores.
Finalmente, debemos tomar en cuenta que, si decidimos apostar por estimular la creatividad en nuestras organizaciones, debemos estar dispuestos a equivocarnos, aprender del error y verlo como oportunidad de mejora. Se trata de un proceso de experimentación que debemos ir construyendo poco a poco y con la participación de todos para empezar a ver los resultados esperados; solo así podremos romper los paradigmas que muchas veces limitan la creatividad y no nos dejan innovar. Tengan por seguro que la inversión que hagamos valdrá la pena y nuestros colaboradores estarán mucho más motivados.
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