El impacto de saludar en nuestras relaciones sociales

El saludar nos hace entonces más humanos y con ello damos un primer paso para relacionarnos, colaborar y avanzar juntos.

El emocionante abrazo entre Evelyn Inga y Mary Luz Andía tras llegar a la meta en París 2024 | Fuente: Andina | COI

Buenos días, paisano y paisana. Dados los grandes problemas que tenemos en el país, muchos creemos que solo avanzaremos si buscamos también grandes soluciones o muy complicadas. Olvidamos que pequeñas acciones que podemos hacer cada uno de nosotros, de manera individual, puede ser el comienzo de grandes mejoras.

Uno de ellos podría ser el retomar el saludo; por ejemplo, al cruzarnos en la calle, al entrar a la tienda, al subir a la combi, como se acostumbraba hace muy poco y que era la expresión de la amabilidad que siempre caracterizó a los peruanos y que se ha ido perdiendo un poco en los últimos tiempos.

¿Qué ganamos con saludar a otras personas? Los efectos de saludar son milagrosos. Primero, porque cuando saludamos tenemos que mirarnos a las caras y así los desconocidos nos convertimos en personas reconocibles, nos identificamos, nos conocemos. Más que eso, como lo dice la historia, al levantar la mano o dar la mano, mostramos que venimos sin armas y que somos personas pacíficas. Y al decir buenos días o buenas tardes, le expresamos al otro que le deseamos bienestar y salud, que es de donde viene el verbo saluda.

Por cierto, los peruanos y muchos latinos, hasta nos abrazamos, cosa que para muchos europeos o asiáticos, a los que les basta saludarse con una inclinación de la cabeza, les parece una exageración. Pero así somos de querendones.

El saludar nos hace entonces más humanos y con ello damos un primer paso para relacionarnos, colaborar y avanzar juntos. ¿Se ha dado cuenta, paisano, paisana, que si usted mira al chofer de al lado, lo saluda y le pide permiso para voltear, con mucho probabilidad le dará pase? En verdad, quien saluda logra mucho más que quien se excluye y se sumerge en sí mismo, en su ego, de donde proviene la palabra egoísmo, que tanto daño nos hace hoy.

Felizmente, saludarse no es una costumbre totalmente olvidada, sobre todo en nuestros pueblos y zonas rurales, donde quien no saluda al cruzarse con otro es visto como malcriado y poco confiable. Debiéramos recuperar eso, siguiendo el ejemplo de las personas que hoy todavía saluda cuando entran al bus, al ascensor o a la bodega.

Empecemos ahora, hoy mismo, paisanos, pues no nos cuesta nada, no es complicado ni precisa que otros lo hagan para hacerlo nosotros. El salud es una decisión individual y tiene la magia de multiplicarse exponencialmente, pues casi con seguridad los saludados empezarán a su vez a saludar a otros. Y el que no responde pensará seguramente hacerlo a la vez siguiente. Haga la prueba hoy, paisano y paisana, y verá que si empezamos cambiando en pequeños detalles, podremos luego cambiar los aspectos más grandes que nos preocupan. Les envío un gran saludo.

Rolando Arellano Cueva

Rolando Arellano Cueva Doctor en Marketing, fundador de Arellano Consultoría para Crecer

Doctor en Marketing graduado en Francia. MBA y Psicólogo. Presidente de Arellano Consultoría para Crecer. Director de la Maestría en Dirección de Marketing de CENTRUM ARELLANO. Profesor en diversas universidades del mundo. Autor de 24 libros sobre el desarrollo de los países emergentes.

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