Recuerdo la publicación coordinada por el Premio Nobel de economía Jan Tinbergen (1903-1994), titulada Reshaping the International Order: A Report to the Club of Rome (1976). Frases como “es indispensable modificar las estructuras económicas mundiales si se quiere alejar el espectro de la guerra y del hambre”, hasta hace poco nos parecían ya superadas. Veinte años después, otra lectura subyugante capturaba el fenómeno de la globalización y se abría paso un nuevo orden económico mundial (NIEO, por sus siglas en inglés): The History of Development: from Western Origins to Global Faith (1997) de Gilbert Rist, quien fuera profesor honorario en el Graduate Institute of International and Development Studies en Ginebra. Recuérdese que en 1995 se instauró la Organización Mundial de Comercio, sobre los cimientos del GATT.
“Todo orden político contiene en sí mismo tensiones, contradicciones y vulnerabilidades que en cierto punto se vuelven demasiado difíciles de mantener. Un orden político también puede ser desestabilizado por un evento exógeno al propio orden, como la guerra o la crisis económica, que revela limitaciones a su repertorio de estrategias de gobierno que pocos habían captado previamente. O un orden político encuentra la manera de adaptarse o pierde autoridad y entonces la hegemonía”. Así inicia Gary Gerstle el segundo capítulo de su reciente libro The Rise and Fall of the Neoliberal Order: America and the World in the Free Market Era (2022). Esta cautivadora lectura desarrolla un exhaustivo análisis del denominado “The New Deal Order, 1930-1980” y luego del “The Neoliberal Order, 1970-2020”.
Sin embargo, el profesor Gerstle —profesor de historia estadounidense en la Universidad de Cambridge— tan solo nos deja con la idea del agotamiento del denominado orden neoliberal en los Estados Unidos: “El orden del New Deal se fundó sobre la convicción de que el capitalismo abandonado a sus propios recursos significaba un desastre económico. Tenía que ser manejado por un estado central fuerte, capaz de gobernar el sistema económico en el interés público. El orden neoliberal, por el contrario, se basaba en la creencia de que las fuerzas del mercado tenían que ser liberadas de los controles regulatorios del gobierno que obstaculizaban el crecimiento, la innovación y la libertad. Los arquitectos del orden neoliberal plantearon en las décadas de 1980 y 1990 para desmantelar todo lo que el New Deal había construido a lo largo de su lapso de cuarenta años. Ahora también está siendo desmantelado”. Respecto al orden del New Deal es importante dejar constancia del concepto embeded liberalism acuñado por John G. Ruggie en International Regimes (1984), editado por Stephen D. Krasner.
Casi al mismo tiempo cae en mis manos el libro de Ray Dalio, Principles for Dealing with the Changing World Order (2021). En un determinado acápite, Dalio comenta lo siguiente: “3. El Ciclo del Orden y el Desorden Externo: Por primera vez en mi vida, Estados Unidos se enfrenta a una verdadera potencia rival. (La Unión Soviética fue un rival militar, nunca uno económico significativo). China se ha convertido en una potencia rival de los Estados Unidos en la mayoría de los sentidos y se está volviendo fuerte en la mayoría de estos a un ritmo más rápido”. En la figura 1 se resume la propuesta del arquetipo sobre el ascenso y declive de las naciones hegemónicas. Ray Dalio es un muy exitoso gestor de inversiones, MBA por la Harvard Business School.
Sin embargo, con base en los datos del Country Power Index 2022, podemos ver que, si bien Estados Unidos se encuentra en un declive relativo, sigue siendo un imperio muy fuerte en comparación con China y extremadamente fuerte en comparación con otros países. Ver figura 2.
Lo cierto es que las consecuencias institucionales (a nivel global, regional, así como las domésticas) de más de dos años de la pandemia de COVID 19 –que aún no culmina – ya muestran algunos datos reveladores: altos niveles de endeudamiento externo, posiciones fiscales que deben ser ajustadas y el incremento de los niveles de pobreza, entre otros. Por otro lado, estamos observando los efectos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania (que sigue escalando), que no solo ha contribuido a una suerte de estanflación global, sino que nos conducirá hacia una crisis alimentaria sin precedentes.
Lo preocupante es que América Latina parece encontrarse en una suerte de “desafección política”, como aquellos veraneantes que le dan la espalda al mar, sin estar conscientes de que más temprano que tarde vendrá un tsunami, debido al evidente “movimiento telúrico” global.
Se dice que “the grass is always greener on the other side”, y es este sentimiento humano –muchas veces colectivo– el que posiblemente acelere la entrada hacia un Nuevo Orden Económico Mundial, en un mundo huérfano de aquellos liderazgos que en su momento supieron canalizar y administrar, por ejemplo, la era del New Deal, como la del denominado orden neoliberal. Es justamente esta orfandad urbi et orbi lo que debe preocuparnos, a efectos de evitar seguir alejándonos de la ansiada paz perpetua kantiana.
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