Una sonata germánica: los orígenes de la sociología del conocimiento

Una guerra, una postguerra. Una crisis económica que ocasiona una depresión social. Simultáneamente, las tensiones ideológicas se polarizan. El conflicto político entre los contrarios comienza a evidenciar crecientes situaciones de violencia. Las verdades morales se relativizan y se afirman los identitarismos. Crece el escepticismo y la incertidumbre se expande. ¿De qué manera el pensamiento crítico recepciona estos hechos?

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El cuadro que hemos descrito se ha dado con frecuencia en los últimos ciento cincuenta años en diversas partes del orbe. Y en la medida que ha habido sistemas del conocimiento más o menos establecidos, los intelectuales se han visto interpelados por estas circunstancias. La mayoría de veces la respuesta a estos hechos ha sido reactiva; generándose una réplica instantánea signada por la urgencia o la perplejidad. En esos casos, los intelectuales hacen uso de las categorías que les son conocidas, y elaboran diagnósticos y juicios que suelen ser muy obvios.

Pero ha habido casos, muy pocos, en que los intelectuales se han visto obligados a rediseñar sus marcos de análisis e interpretación, para dar cuenta exhaustiva de la profundidad de una situación y de la complejidad de un proceso. Uno de esos casos emblemáticos, en donde los pensadores se han visto forzados a repensar una parte importante de sus presupuestos teóricos se dio en los años veinte y treinta del siglo XX, concretamente en Alemania y Austria, cuando surgió una disciplina que vincula la sociología con la historia de las ideas y la historia intelectual: la sociología del conocimiento.

Como es sabido, tras la Primera guerra mundial, las potencias perdedoras – Alemania, Austria e Italia- sufrieron una crisis económica y social inimaginable, cuyos efectos en la cultura y en la política fueron devastadores. La sospecha contra la democracia y los principios liberales, y la falta de horizontes de sentido de vida en millones de personas, potenció las perspectivas irracionales de la política y el auge descomunal de las ideologías totalitarias, hasta tal punto que el fascismo y el nazismo se expandieron con una rapidez sorprendente a lo largo de la década del veinte y treinta, toda vez que se enfrentaban al bolchevismo soviético. Todo ello en medio de grandes transformaciones en el ámbito de la ciencia natural (relatividad general y especial y mecánica cuántica) y de la actividad económica (segunda revolución industrial).

En esos tiempos convulsos y extremos, la respuesta de muchos intelectuales fue reactivamente crítica. Sin embargo, algunos de ellos, se vieron interpelados de otro modo. Es decir, trataron de responder a unas preguntas cruciales que no se habían realizado con anterioridad: ¿qué ocurre en la sociedad para que determinados conocimientos sean considerados verdaderos o falsos?, ¿de qué manera las interacciones sociales forman determinados conocimientos?, ¿hasta qué punto la estructura social condiciona la formación del pensamiento y tiene efectos sobre las ciencias?

Uno de los libros que nos permite entender este proceso de forma exhaustiva en el momento fundacional de la sociología del conocimiento es el volumen Sociedad y conocimiento: Una sonata germánica: Max Scheler, Karl Mannheim, Alfred Schutz (Akal, 2009), del profesor Vicente Huici Urmeneta (n. 1955). En este texto, el autor no sólo nos presenta de forma precisa los temas claves del pensamiento de Mannheim, Schutz y Scheler. También el contexto social y político en que se formaron sus obras y sus itinerarios intelectuales. El resultado es un formidable fresco que nos permite conocer de qué manera el pensamiento más elaborado está vinculado al diálogo con las circunstancias específicas de una época. Y cómo teorías más interesantes tienen un origen muchas veces tan complejo como la realidad que buscan esclarecer. Además de la importancia que tienen las teorías de cualquier tipo a fin de enriquecer el abordaje a los nuevos problemas que surgen en las sociedades

La lectura del libro del profesor Vicente Huici nos sirve para recordar que muchas veces los intelectuales no estamos en condiciones teóricas para entender una realidad compleja. También, que nuestra estructura académica puede ser muy rudimentaria a fin de comprender los fenómenos sociales y políticos que observamos. Y que para dar respuesta a las preguntas que surgen ante una realidad inasible, tenemos que realizar un enorme esfuerzo intelectual para rediseñar nuestros marcos de comprensión. El Perú del 2023 es aún una realidad inabarcable.

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Es Dr. (c) en Humanidades por la Universidad de Piura y maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor del libro "La trama invisible de lo útil. Reflexiones sobre conocimiento, poder y educación" y de numerosos artículos académicos vinculados a la historia de las ideas, con énfasis en la historia conceptual, y en las relaciones entre conocimiento y sociedad en el Perú y América Latina.

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