La lista de pensadores que tuvieron o tienen prolongadas existencias no es corta. Por el contrario, resulta sorprendentemente extensa. Por ejemplo, antes de los centenarios casos de Gadamer y de Morin, nos encontramos con Bertrand Russell, quien llegó a vivir 98 años, falleciendo en 1970. Otros ejemplos de existencias casi centenarias, los hallamos en un puñado de pensadores que aún viven: el español Emilio Lledó con 96 años, el alemán Jürgen Habermas con 95 años y el escocés Alasdair MacIntyre también con 95 años. A estos habría que añadir al canadiense Charles Taylor, con 92 años. Todos ellos, con importantes obras y con facultades intelectuales en pleno ejercicio, tomando en cuenta sus edades.
También hay varios filósofos que nos han dejado hace algún tiempo. Por ejemplo, el argentino Mario Bunge quien falleció poco antes de cumplir 101 años, en el 2020, y el peruano Francisco Miro Quesada con casi 101 años, en el 2019. Asimismo, el alemán Josef Pieper con 93 años, en 1997, y el austriaco Karl Popper, quien vivió 92 años, en 1994. Más “jóvenes”, fallecieron el ruso inglés Isaiah Berlín, con 88 años en 1997 y el alemán Martin Heidegger, con 86 años en 1976. También, la filósofa y poeta española, María Zambrano, con 86 años, en 1991.
De los filósofos longevos de otros siglos, destaca el conocido caso de Thomas Hobbes, quien vivió 91 años, falleciendo en 1679. También, los ilustrados Voltaire con 83 años (1778) y el alemán Immanuel Kant con 80 años (1804). Y de los pensadores del mundo antiguo, es conocida la longevidad de Platón, quien murió a los 80 años. Un caso extraordinario – quizás una exageración-, es el de Demócrito de Abdera. Según el cronista griego Diógenes Laercio, el padre del atomismo falleció a los 109 años. Algo que resulta poco creíble.
Otros pensadores longevos que han dejado una honda huella intelectual sin ser “filósofos”, fueron los economistas y pensadores austriacos Ludwig Von Mises (1973) y Friedrich Von Hayek (1992), ambos fallecidos a los 93 años. Asimismo, el importante historiador inglés, Eric Hobsbawm, muerto con 95 años en el 2012. No olvidemos al notable historiador del arte austriaco, Ernst Gombrich, quien dejó este mundo a los 92 años (2001). También hay casos de intelectuales que se encuentran vivos en el momento que escribimos esta columna. Por ejemplo, el historiador de la ciencia, Gerald Holton, con 102 años. También, el lingüista estadounidense Noam Chomsky con 95 años, y el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez con 95 años. Evidentemente hay otros casos de filósofos e intelectuales que vivieron muchos años, y otros que siguen viviendo. Solo hemos señalado los ejemplos que se nos viene a la memoria.
Lo que motivó esta nota es habernos enterado que el gran Edgar Morin, el importante teórico de los sistemas complejos, este año ha publicado una novela, escrita en su juventud. Pero que ha vuelto a revisar con cuidado para esta edición. Morin sigue asumiendo que la vida es un continuo y que la preparación para la muerte – vital para la vocación filosófica-, es algo que se ejerce hasta el último aliento, pensando todo cuanto hay. Cuando un ser humano está tan centrado en su pensar, la muerte personal “nada es”. Lo sabemos por experiencia propia.
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