Aprendizajes desde lo contrario

Cuando se tienen certezas muy asentadas, se suelen buscar lecturas que las afiancen y consoliden. Pues se trata de mantenerse en la zona de confort intelectual, lejos de cualquier cuestionamiento y distantes a cualquier duda que ponga en peligro nuestras convicciones. Sin embargo, ¿estamos dispuestos a correr el riesgo de leer lo opuesto a lo que creemos?

Por ejemplo, si nos inscribimos dentro de los liberalismos, será beneficioso leer a sus críticos, ya sean socialistas, conservadores o nacionalistas. | Fuente: Pexels

El aprendizaje de lo político, de lo teórico político, puede ser más provechoso si tenemos la disposición mental de estudiar a los autores que se encuentran a la otra orilla de nuestras convicciones. Por ejemplo, si nos inscribimos dentro de los liberalismos, será beneficioso leer a sus críticos, ya sean socialistas, conservadores o nacionalistas. Asimismo, si nuestra orientación es socialista, será muy estimulante vernos confrontados por la tradición liberal, en sus múltiples versiones. Por otro lado, si partimos de un horizonte conservador, nos será muy útil estudiar el progresismo liberal o socialista, a fin de reconsiderar la relevancia de nuestro enfoque tradicionalista. 

Si nos obsequiamos la experiencia de leer lo opuesto, nos damos cuenta de algo importante: toda gran corriente de pensamiento político posee razones muy poderosas para esgrimir tales ideas, las mismas que están vinculadas a valores que son muy estimados por sus adeptos. Este descubrimiento esencial, nos permite asumir con naturalidad la pluralidad de principios que se evidencian en una sociedad y que animan la vida de muchas personas. Asimismo, nos pueden ayudar a morigerar nuestras convicciones, permitiéndonos dialogar con otras racionalidades de lo político. El liberalismo, el socialismo, el conservadurismo y nacionalismo son las matrices ideológicas de un sinnúmero de variaciones políticas; reconocerlas en sus ideas fundamentales es de gran ayuda para enriquecer nuestros horizontes de lo público. 

El aprendizaje de lo contrario no se circunscribe solo a convicción pública o social. También en el ámbito teórico es interesante verse interpelado por la lectura de lo diferente. Por ejemplo, si estudiamos el mundo desde los colectivismos o constructivismos metodológicos (teoría crítica, teoría de género, estudios culturales, estructuralismo, etc.), será importante leer con detenimiento al individualismo metodológico, a los diversos funcionalismos atomizadores y verse interpelados por los mismos. De igual modo, si nuestras premisas son neopositivistas y nos centramos en los diversos métodos individuales, será relevante verse confrontado por las perspectivas totalizadoras de los colectivismos metodológicos. El conocer los métodos y las teorías que los animan, nos vacunan contra un riesgo muy frecuente en el ámbito académico: el reduccionismo. Asimismo, nos ayudan a relativizar el peso de las teorías que profesamos. 

Este aprendizaje de lo opuesto también es importante en las orientaciones culturales. Por ejemplo, si se defienden perspectivas identitarias, es interesante tener la apertura de dialogar con la pluralidad cosmopolita, pues de ese modo relativizamos la parcialidad identitaria. Asimismo, si nos consideramos “ciudadanos del mundo”, no hay que perder de vista que existen grupos humanos que ponderan sus idiosincrasias locales y que desde ellas organizan sus vidas. Ambas orientaciones, la cosmopolita y la identitaria, pueden enriquecerse mutuamente y llegar a coexistir en un marco de convivencia de mutua tolerancia. 

¿Qué es lo que hace que una mente esté dispuesta a leer lo diferente? No hay un respuesta única o universal. Sin embargo, podríamos asegurar que es propio de mentalidades que son capaces de darse cuenta de las limitaciones de sus perspectivas, y que es muy estimulante aprender de lo distinto, al vernos interpelados por ideas tan interesantes como las que creemos relevantes. Todo suma al momento de comprender la experiencia humana.

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Es Dr. (c) en Humanidades por la Universidad de Piura y maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor del libro "La trama invisible de lo útil. Reflexiones sobre conocimiento, poder y educación" y de numerosos artículos académicos vinculados a la historia de las ideas, con énfasis en la historia conceptual, y en las relaciones entre conocimiento y sociedad en el Perú y América Latina.

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