El mundo digital nos lleva a una realidad virtual muy amplia que incluye el acceso a programas, plataformas, redes sociales, entre otros. Este mundo está consumiendo muchas de las horas de vigilia de los adolescentes, a través del uso continuo de los teléfonos celulares, tablets y computadoras con sus diversas aplicaciones (chats, redes sociales, plataformas de juegos, entre otras). Tiene aspectos muy positivos, como el acceso a la información, favorece el aprendizaje, desarrolla entretenimiento, facilita la comunicación, promueve interacciones sociales, entre otros.
Sin embargo, al ser un mundo tan amplio, deja expuestos a los adolescentes a muchos riesgos. Uno de ellos es el ciberbullying, que cuando se da, puede llegar a ser más cruel y despiadado que el acoso presencial, dado que muchas personas se pueden sumar al maltrato, y ya no solo hay la figura de un solo agresor, sino que propicia que muchos agredan a la misma persona. Además, muchos agresores digitales se esconden bajo el anonimato, razón por la cual puede ser difícil identificarlos.
El ciberbullying es un estilo de acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales con el objetivo de burlarse, hostigar, atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Consiste en:
- Publicar fotografías, memes, o videos vergonzosos de alguien en las redes sociales.
- Difundir mentiras, esparcir chismes y rumores de una persona a través de los chats.
- Enviar mensajes hirientes o amenazas a través de las plataformas de mensajería/chats.
- Llamar o escribir constantemente a alguien amenazándolo o burlándose de esa persona.
- Hacerse pasar por otra persona (crear perfiles falsos o anónimos) y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona.
- Crear páginas o perfiles donde se promueve el burlarse de los demás (Ejemplo: páginas de confesiones).
La persona que es víctima de ciberbullying emocionalmente va experimentando vergüenza, ansiedad, tristeza, pérdida de la autoestima y sentido, lo que la puede llevar a aislarse, desarrollar una depresión, autolesionarse o incluso pensar en el suicidio. A nivel físico suele haber la presencia de malestares físicos (dolores estomacales, de cabeza, etc), pérdida del sueño y apetito, entre otros.
RECOMENDACIONES PARA LOS PADRES:
- Conocer más a fondo y de cerca en qué consiste este mundo virtual y aprender sobre su manejo y contenido.
- Poner normas claras, con horarios y modos de empleo, poniendo límites al uso de pantallas (tiempos y regulación de contenidos) y consecuencias por no cumplir con los horarios establecidos. Llegar a acuerdos con compromisos concretos.
- Orientar y conversar con los adolescentes sobre los riesgos a los que están expuestos, pero también sobre el daño que causa el ciberbullying, generando empatía por los agredidos y dejando clara la postura de que no se avala que puedan ser agresores.
- Estar siempre disponibles cuando nos quieran comentar algo respecto a sus vivencias en el mundo digital. Intervenir cuando sea necesario.
- Ofrecer alternativas diferentes al uso de pantallas: deportes, algún tipo de arte, el desarrollo de algún hobbie, entre otras.
PARA RECOMENDAR A LOS ADOLESCENTES:
- No deben contestar los mensajes ni las publicaciones ofensivas ya que al hacerlo entran al juego.
- Es importante guardar las pruebas: mensajes, fotos, chats, etc.
- Registrar el o los incidentes: fecha, hora, tipo de agresión, etc.
- Explicarles que pueden decidir quién puede ver su perfil, quien puede enviarle mensajes directos, ver o comentar sus publicaciones, todo ello ajustando la configuración de privacidad de su cuenta. Pueden eliminar/ocultar los comentarios o restringir las interacciones. Además de “dejar de ser amigo(a)”, pueden bloquear a los agresores.
- También se puede informar(reportar) a la plataforma sobre comentarios, mensajes y fotografías agresivos.
- Ser discretos y cuidar lo que suben a internet (una vez que se comparte algo, se pierde el control de las interacciones) y con quienes interactúan.
Es importante que los adolescentes sepan que pueden dialogar con los padres y/o algún adulto de confianza (profesores, psicólogos, familiares) sobre lo que les está pasando. Los adultos tenemos un rol orientador y de contención clave, no solo en el caso de que estén siendo víctimas de ciberbullying, sino también debemos estar muy alertas frente a la posibilidad de que sean agresores, y en ese caso les debe de quedar muy claro que lo que están haciendo no está bien y pueden causar daños irreparables a otra persona.
Luchemos juntos por eliminar el ciberbullying. Sigamos formando a nuestros adolescentes en el valor del respeto, la responsabilidad y la solidaridad hacia los demás.
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