¿Existe un género ambicioso?

Debemos reflexionar cómo la percepción tradicional de la ambición en el trabajo puede estar excluyendo a muchas mujeres y cómo la búsqueda de un equilibrio entre la vida laboral y personal puede ser la clave para un futuro más igualitario en el liderazgo empresarial.

| Fuente: Unsplash

Hace unas semanas se publicó el reporte(*) de mujeres en el trabajo por la consultora McKinsey que mostró un resultado inquietante: las mujeres siguen experimentando bloqueos y problemas para ocupar puestos de liderazgo. ¿Por qué?

Como una escuela de negocios que se centra en educar a las próximas de generaciones de líderes, la igualdad de género es un tópico que conocemos bien. Sucede que, en el ecosistema laboral, existe una regla no escrita que para ascender en la organización se requiere de ambición. Sin embargo, el concepto de ambición definido por un ambiente laboral masculino es inconsistente con la multiplicidad de demandas de la vida en general, ya sea la maternidad, la organización de las tareas de la casa o el cuidado de los ancianos, los cuales afectan desproporcionalmente a las mujeres. Aquellos que no aceptan este modelo de ambición en el trabajo, son automáticamente descalificados en la carrera.

Entonces, cuando las mujeres comienzan a buscar un mayor balance entre el trabajo y la vida personal, esto es percibido como una falta de ambición profesional, lo que finalmente las pone de lado para puestos de liderazgo y dificulta su ascenso. El problema no ha hecho más que agravarse en los últimos años, en tanto que la idea de trabajar más horas significa mayor compromiso se ha fortalecido.

En una pareja, usualmente es la mujer quien se inclina a priorizar su familia y a optar por la flexibilidad en sus trabajos para cuidar de la estabilidad de esta. Por tanto, cuando se enfrentan a la disyuntiva de que para ascender a puestos directivos es necesario dejar de lado el balance de su vida personal, resuelven que el precio a pagar no vale el resultado. Esto no quiere decir que dejen de ser ambiciosas, sino que no aceptan adaptarse al modelo centrado en los hombres.

Necesitamos de más compañías que estén dispuestas a aceptar otra definición de ambición, una que integre mayor flexibilidad para sus empleados. Bajo una mentalidad de crecimiento correctamente promovida, sin importar el género, todos tenemos la capacidad de crecer con ambición en nuestros trabajos.

(*) https://www.mckinsey.com/featured-insights/diversity-and-inclusion/women-in-the-workplace

Director General de CENTRUM PUCP Business School, Doctor en Administración de Empresas de Maastricht School of Management, Doctor en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Magister en Administración de Empresas y Licenciado en Economía de la Universidad Pacífico, Investigador y Profesor Distinguido por excelencia académica y producción intelectual CENTRUM PUCP.

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