En el 2021, cuando surgió la pandemia, el Perú cayó del puesto 52 al 58 según el Ranking de Competitividad Mundial publicado por el Institute of Management Development (IMD) y Centrum PUCP. Mientras que en el 2022 habíamos recuperado dos puestos en el ranking; un año después, hemos registrado nuestro puntaje más bajo desde el 2008. ¿Cómo se explica esto? El reciente Índice de Competitividad Regional del Perú publicado por Centrum PUCP nos ayuda a entender, desde una perspectiva regional, el porqué de nuestro bajo rendimiento.
Durante la pandemia, en promedio, las regiones perdieron competitividad en un 5.8% respecto al año anterior. Aunque hoy podemos decir que hemos pasado la página de las épocas de confinamiento y medidas drásticas, no podemos afirmar lo mismo sobre la recuperación económica en el Perú, lo que, según el citado Índice de Competitividad Regional del Perú 2023, es la principal causa del retroceso en competitividad en nuestro país.
Sin embargo, no podemos afirmar que el crecimiento económico únicamente es el responsable de mantener la competitividad del país. En realidad, este requiere ser acompañado de inversión a largo plazo en educación, salud e infraestructura para asegurar la competitividad. Entre estos, el pilar infraestructura es el que ha mostrado el nivel más bajo de competitividad, mientras que el pilar personas es el que muestra una dispersión más grande. Esto podría ayudarnos a explicar, probablemente, por qué no hemos logrado asegurar que ninguna de las regiones en el país pueda calificar con un alto nivel de competitividad. Por el contrario, la mayoría de ellas se encuentra en niveles extremadamente bajos o muy bajos.
Estas brechas existentes en los pilares requieren de la implementación de políticas estratégicas y, asimismo, denota la necesidad de nuestro país de diseñar una hoja de ruta que esté orientada a cerrar estas diferencias en el corto y largo plazo.
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