Una de las principales reflexiones de Maquiavelo sobre el mundo fue que no valía la pena aferrarse a los valores personales, ya que los demás no harían lo mismo. Esta visión describe un mundo cínico, donde las personas persiguen únicamente sus intereses personales sin considerar el impacto de sus acciones en los demás. En este mundo maquiavélico, cada uno vive para prevalecer, utilizando a los demás como escalones hacia el éxito. Si reflexionamos detenidamente, esta forma de pensar se encuentra presente en nuestra realidad. Por ejemplo, muchas personas enseñan a sus hijos a considerar el mundo externo como un lugar duro y peligroso. Un mundo donde, hasta no hace mucho, líderes tóxicos y con ideas radicales han sido celebrados por sus resultados más que ser cuestionados por el impacto social de sus acciones.
Los líderes que siguen el liderazgo maquiavélico sacrifican relaciones, valores y principios para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, estudios han demostrado que, por el contrario, el pensamiento cínico sería un impedimento para el éxito profesional. Una investigación(*) siguió un grupo de personas con este tipo de comportamiento, y midió sus resultados profesionales. El estudio encontró que, en una década, el salario de estas personas creció solo un tercio en comparación con el de las personas no cínicas. Asimismo, se encontró que las personas cínicas tenían menos probabilidades de ser consideradas para puestos de liderazgo.
¿Por qué? Debido a la manera en la que piensan, estas personas tienden a tener sed de poder, tratando de alcanzarlo a través de métodos ofensivos y de manipulación. La investigación sostiene que, aunque las acciones dominantes en el trabajo pueden promover la autoridad y el poder, también lo hacen las acciones basadas en valores. Por tanto, aquellos que emplean estrategias dominantes para avanzar, terminan limitando su potencial de crecimiento.
Un liderazgo basado en valores, en lugar de cinismo, crea un entorno de confianza y respeto que impulsa el crecimiento. Al liderar con integridad, no solo logramos un éxito más duradero, sino que inspiramos a otros a alcanzar sus objetivos.
(*) Stavrova, O., Ehlebracht, D. & Ren, D. (2024). Cynical people desire power but rarely acquire it: Exploring the role of cynicism in leadership attainment, British Journal of Psychology, 115, 226-252.
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