Una de las industrias más sólidas y rentables ha siempre sido la banca, la cual, salvo algunos casos particulares, ha estado conformada por la élite de empresas más grandes del Perú. Notablemente, es uno de los sectores que también ha sido más afectado por la revolución digital y ha debido adaptarse a los constantes cambios y demandas de sus clientes. Entonces, ¿por qué se habla de la posible caída de la banca tradicional en el mundo y cómo viene desarrollándose esto en nuestro país?
En el mundo el concepto de las Fintech (emprendimientos en tecnología financiera) ha venido compitiendo fuertemente con varios de los servicios que la banca ofrece como, por ejemplo, los préstamos, finanzas personales, pagos, seguros, mercados capitales, manejo de riqueza, inversiones y transferencias de dinero. Sin embargo, dependiendo del mercado, las Fintech han tomado un mayor protagonismo, en algunos casos poniendo en jaque a la banca tradicional quien, frente a los fallidos intentos de competir e innovar manteniendo su sistema, han terminado por adquirir o comprar participación, no siempre satisfactoriamente, en aquellas empresas que no logran vencer.
Una de las razones por las cuales las Fintech han triunfado en el mercado es debido a sus menores costos, pues al tener la mayoría de sus procesos automatizados, invierten menos en infraestructura física y en personal, lo cual les permite ofrecer servicios a un menor precio y cubrir distintas zonas geográficas. Por ejemplo, en la mayoría de los países occidentales, las Fintech han entrado exitosamente en la banca comercial, siendo reconocidas por ofrecer menores tasas y comisiones, a cambio de un servicio, en su gran parte, automatizado.
Sin embargo, en Latinoamérica, el Perú es uno de los países donde las Fintech se han desarrollado más lentamente. Esto puede tener una relación con la educación financiera, en la cual nuestro país ocupa los últimos lugares de la región. Por ello, mientras que no desarrollemos nuestra cultura financiera como país, el avance de los servicios financieros digitales y la competencia que mejore los servicios de la banca tradicional se verán limitados.
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