La semana pasada, el investigado ministro de salud, Hernán Condori, planteó que los aforos en espacios cerrados y abiertos se ampliasen al 100% con el fin de consolidar la reactivación económica. Entre las razones, el ministro de salud expresó que en los dos años precedentes la economía se había paralizado debido a la pandemia, por lo que la ampliación respondía a favorecer el comercio y el turismo, lo cual había sido ya revisado por el equipo técnico. Si bien es cierto, el Perú es uno de los países en los cuales la reducción en medidas contra el esparcimiento del coronavirus ha sido lento, es también uno de los países en los que el impacto económico fue mayor, contrayéndose en una tasa del 12.9% en el 2020 frente al crecimiento de 2.2% en el 2019. Sin embargo, ¿se requiere una apertura al 100%?
La experiencia de países vecinos como Colombia ha confirmado el impacto que una reducción en las medidas tendría, como el aumento inicial de casos. No obstante, en el Perú se experimentó ya a inicios del año una tercera ola con un incremento considerable de contagios, incluso manteniendo las medidas de seguridad. Por tanto, el descenso de casos en el Perú parece indicar la posibilidad de consolidar la reactivación económica mediante el restablecimiento parcial de la antigua normalidad. Pero, ¿es seguro el riesgo? Para responder esta pregunta, debemos tomar en cuenta el avance en la vacunación en el Perú, que al presente cuenta con el 71% de personas con dos dosis. Sin embargo, el despliegue es desigual, pues regiones como Puno, Loreto, Madre de Dios o Ucayali solo cuentan con cifras por debajo del 56% de la población con dos dosis, una cifra que cae a menos del 17% de aquellos que cuentan con tres dosis; a comparación de Ica, Áncash, Callao y Lima, que tienen cifras por encima del 75% con vacunación completa. Adicionalmente, el Ministerio de Educación manifestó que, de aprobarse la medida, los colegios tendrían que adecuarse, en cuyos casos muchos no habían contemplado pues esperaban un retorno parcial. Por tanto, una apertura al 100% parecería sostenible en aquellas regiones con buen avance en la vacunación, pero el plan requiere una estrategia y planes de contingencia en aquellas regiones con un avance más lento, especialmente entre los menores de edad.
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