“En el pasado, los picos de bajas voluntarias solían indicar una competencia por el talento, en la que los trabajadores más demandados dejaban un trabajo por otro similar, pero mejor, en otra compañía. Esta última ola de renuncias es diferente. La mayoría de los empleados se marchan para desempeñar funciones muy diferentes o, simplemente, abandonan la fuerza laboral por completo. Han estado trabajando en circunstancias extremas durante largos periodos de tiempo y no han podido encontrar un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida, así que están eligiendo “la vida” hasta que sea absolutamente necesario volver”
McKinsey. “¿Se han ido por ahora o para siempre? Cómo jugar el juego de los nuevos talentos y recuperar a los trabajadores” (*)
Estamos viviendo un contexto de constante cambio y donde la tecnología está empezando a jugar un rol preponderante en los negocios y también en el funcionamiento de las empresas. Muchos puestos de trabajo incluso de nivel profesional están siendo reemplazados por la tecnología, sin embargo, consideramos que el talento humano capacitado que genera valor en una organización se está convirtiendo en un bien escaso. Las empresas están enfrentando escenarios muy competitivos para atraer y retener ese talento humano.
Por otro lado, estudios realizados a nivel mundial por empresas consultoras como McKinsey nos muestran que las personas están cambiando sus actitudes frente al trabajo y también dentro del trabajo. Una encuesta de esta consultora internacional indica que el número de trabajadores que está optando por abandonar sus puestos de trabajo está aumentando, y entre las principales razones de esta decisión ya no están una mejor remuneración ni la posibilidad de obtener un mejor puesto laboral. Están tomando importancia otras razones como la necesidad de un mayor balance vida trabajo, un mejor desarrollo profesional pero también poder cumplir con su propósito de vida.
Personas que han sobrevivido a una pandemia, que han visto a familiares y amigos morir dejando truncos sus sueños están pensando que es momento de dar prioridad a sus propios sueños y anhelos, incluso a costa de tener que dejar su empleo. Esta tendencia es aún más pronunciada en los jóvenes quienes desean que el lugar donde van a trabajar comparta sus valores como por ejemplo tener una conciencia social, también quieren la posibilidad de tener un trabajo que no los absorba en demasía y les permita tener una vida privada, así como desarrollarse en un entorno estimulante. Por otro lado, el costo de dejar un trabajo ha disminuido en comparación al pasado donde tener vacíos en el currículum era mal visto, hoy no es así y existe mayor accesibilidad a ofertas laborales incluso globales a través de las redes sociales.
Las empresas peruanas deben seguir el ejemplo de organizaciones de otras partes del mundo y empezar a desarrollar políticas y prácticas que les permita estar más cerca de sus colaboradores y también ayudarlos a cumplir sus propios sueños. El concepto de marca empleadora que busca convertir a las empresas en una opción atractiva para el talento humano debe verse plasmada en una cultura organizacional que incluya valores, que son también compartidos por estas nuevas generaciones.
Existen otros aspectos complementarios que también son importantes para este talento humano, como el deseo de apoyo y cuidado por parte de las organizaciones. Después de haber sufrido depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales durante la pandemia las personas buscan una organización con rostro humano, que muestre empatía por sus trabajadores.
En el caso peruano hemos podido identificar dos elementos adicionales que está afectando la dinámica de atracción del talento humano sobre todo joven en las organizaciones. Uno es el deseo de poder emprender y convertirse en un empresario como aspiración. El otro elemento es la gran atracción que está ejerciendo en los jóvenes la posibilidad de vivir en el extranjero lo que implica que pongan sus sueños en empresas internacionales como meta en el tiempo.
Las reglas de atracción y retención han cambiado con el nuevo contexto y los retos para las empresas peruanas son grandes. Si bien es cierto la tecnología en una fuerza transformadora que impulsará el cambio en las organizaciones tampoco se pueden ignorar otros aspectos relacionados a la competencia por atraer al talento humano capacitado y motivado que puede hacer la diferencia para lograr el éxito de una organización.
(*) https://www.mckinsey.com/featured-insights/destacados/se-han-ido-por-ahora-o-para-siempre-como-jugar-el-juego-de-los-nuevos-talentos-y-recuperar-a-los-trabajadores/es
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