Si está pensando en adquirir un nuevo automóvil, sería bueno que aún no lo haga porque el mundo de los vehículos familiares va a sufrir una gran transformación en los próximos años.
De hecho, la tecnología de combustión de hidrocarburos, ya sea gasolina, diésel, gas natural o GLP, ya está de salida y a duras pena llegará al fin de esta década, presionada principalmente por las nuevas legislaciones anticontaminación ambiental y por la reducción de precios de los nuevos modelos de vehículos eléctricos, especialmente, de los provenientes de China.
Sin embargo, si está urgido de comprar, la primera alternativa que se nos viene a la mente es un automóvil con tecnología híbrida (gasolina-electricidad) que ya cumplió el año pasado 25 años de su introducción (el Toyota Prius fue lanzado en 1997). Pero cuidado, al depender del combustible fósil, sus horas también ya están contadas.
China se está convirtiendo en el principal productor de automóviles eléctricos, y está cubriendo con ellos todas las gamas de la oferta mundial, desde los compactos hasta los SUV de lujo. Y es que la tecnología de los vehículos eléctricos no es tan complicada y ya, a estas alturas, está bastante conocida. Lo que aún se encuentra en el ámbito de la incertidumbre es la tecnología que se impondrá masivamente en la construcción de las baterías.
China es el tercer mayor productor de litio y el primer país comprador de este metal. Prácticamente dispone de la mayor parte del metal. Eso le está permitiendo liderar el mercado mundial de baterías de litio, aunque su mayor preocupación es el contenido de 8 kg de litio metálico por cada batería de 50Kwh, consumo demasiado alto para un bien que se estima tendrá una muy alta demanda en lo que resta de la década, y no se vislumbra descubrir nuevas reservas de litio a las ya existentes. Si hay una elevada demanda y una oferta con restricciones de crecimiento, es indudable que el precio del litio se disparará a niveles suficientemente altos como para animar el desarrollo de sustitutos, que hace años ya comenzaron a surgir.
El principal de ellos es el grafeno, alótropo del carbono proveniente del grafito. China también es el primer productor de grafito en el mundo y eso le da una enorme ventaja para desarrollar baterías de grafeno, operación para la que cuenta con el apoyo y la transferencia tecnológica de empresas europeas, principalmente españolas. La camioneta SUV Aion V de Guangzhou Automobile Group Co. Ltd. (Grupo GAC) fue lanzada en el segundo semestre de 2021 y fue la primera de su tipo con baterías de grafeno.
Pero la tecnología actual de obtención del grafeno aún lo hace un poco costoso, lo que abre la posibilidad para el desarrollo de nuevas opciones, como las celdas de hidrógeno, cuya autogeneración de energía química permite no depender grandemente de las costosas baterías. Sin embargo, también se vienen desarrollando baterías de sodio metálico, cuya principal ventaja es la gran disponibilidad de sodio en todo el mundo, especialmente en los países con costas marítimas.
No podemos olvidar que también se vienen realizando investigaciones con otros materiales, como el flúor. Lo cierto es que la transición hacia lo eléctrico ya dejó de ser una tendencia para pasar al campo de la realidad, y por eso los fabricantes de automóviles comienzan a redefinir sus estrategias.
Una de ellas, quizás la más importante en un mundo globalizado como el que vivimos, es lo referente a la distribución física de los automóviles. No basta con producirlos sino también es cómo hacerlos llegar a los mercados. Hace más de veinte años que China se puso a trabajar en el rubro del transporte marítimo, que es el que se usa para trasladar los vehículos a sus mercados de consumo. Tres de los cinco mayores consorcios navieros del mundo son chinos, y la mayor parte de la flota transportadora de automóviles es china. Esa capacidad logística de China le estará otorgando el liderazgo global en la comercialización de vehículos eléctricos.
El puerto de Chancay posiblemente se convierta en el hub de distribución de automóviles eléctricos chinos para la costa del Pacífico de Sudamérica y quizás de Centroamérica. Asistiremos así a la gran batalla por el mercado de los vehículos eléctricos desde un balcón privilegiado. Pero no será nuestra única participación, pues en lo que resta de la década el desarrollo de autos eléctricos elevará la demanda por el cobre hasta que las nuevas tecnologías permitan producir a bajo costo conductores de grafeno, con mucha mayor conductividad y bajo peso, propiedades que lo harán el sustituto perfecto del cobre.
¡Aprovechemos entonces esta ventana de oportunidad que no durará mucho tiempo en cerrarse!
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