Escrito por Daniela Ibáñez
El populismo es un fenómeno político que algunos académicos definen como una ideología o como una estrategia política que busca aprovechar una creencia de la población para utilizarla en algún tipo de acción o propósito político. El populista, por lo general, argumenta que la política debe ser una expresión de la voluntad general del pueblo, en contraposición a una élite corrupta y malvada. Esta contraposición puede ser de tipo económico, pero el populismo no tiene porqué restringirse a lo económico sino que puede movilizar múltiples temas. Lo que sí es común a los populismos es que se apoyan en algún sentimiento colectivo de injusticia. En este artículo nos referiremos al populismo punitivo.
Lo punitivo es todo aquello relativo al castigo. Es decir, el populismo punitivo no ofrece redistribución económica, sino el castigo del personaje que es visto como malo. La demanda para imponer castigos más severos se da generalmente en sociedades donde el crimen y la delincuencia son un gran problema y la percepción de impunidad se ha hecho común. El político populista ofrece modificar la ley para imponer mayores castigos a los malos, sugiriendo que con esos nuevos castigos se reducirán los abusos e índices de inseguridad.
El populismo punitivo tiende a prometer medidas más severas contra el crimen. Se dice que es una medida populista en donde la demanda hacia este tipo de medidas es mayor y por lo tanto refleja la “voluntad general de la gente” o del pueblo. El castigo a las conductas discriminatorias y delincuenciales es un componente inevitable de toda comunidad civilizada. Sin embargo deviene en populismo punitivo cuando la asignación de castigo no responde a un criterio técnico de reducción de la inseguridad sino satisfacer la emotividad mayoritaria deseosa de aumentar el sufrimiento de los criminales.
El término también tiene una carga peyorativa puesto que como varias medidas políticas, pueden ser populares, pero no efectivas para solucionar el problema que se tiene a la mano. Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, incrementar la severidad de los castigos tiene muy poco efecto en detener el crimen puesto que los criminales, por lo general, tienen poco conocimiento acerca de las sanciones para crímenes específicos. En todo caso, la certidumbre de que un criminal podría ser atrapado - e.j. más presencia policial en las calles, más órganos de control - son una herramienta más efectiva que el castigo.
¿A qué se debe que haya una tendencia por favorecer a políticos que hacen promesas de populismo punitivo en el Perú? La delincuencia es ciertamente uno de los problemas que más afectan al país, y las medidas que buscan resolver este problema encuentran asidero en la intención de voto de la población. Según la encuestadora IPSOS, tanto la delincuencia como la corrupción son percibidas como dos de los tres principales problemas que más afectan al Perú en los últimos 15 años. Desde 2011, estos dos temas se mantienen en la cumbre de las preocupaciones de la población. En mayo del 2022, el 54% y 44% de la población han manifestado que la corrupción y la delincuencia son los dos principales problemas del país.
Según especialistas, el populismo punitivo también encuentra terreno fértil en contextos donde hay una gran desilusión hacia el establishment del sistema de justicia. Específicamente, las víctimas de los crímenes consideran que las medidas dictadas contra los delincuentes y corruptos tienden a ser muy laxas, por lo tanto alimentando sentimientos de rabia o desilusión contra el sistema o las leyes actuales. En el caso del Perú, esto se refleja con evidencia empírica. Según el último índice elaborado por el World Justice Project, el Perú es el tercer país del mundo donde más demora obtener justicia, solo por detrás de Guatemala y Venezuela. Además ocupamos el puesto 118 de 140 en orden y seguridad, 120 de 140 en justicia civil y 115 de 140 en justicia criminal. En la definición del populismo, revertir esta tendencia sería un triunfo del pueblo sobre las élites de justicia corruptas o ineficientes.
A nivel de valores, también se puede entender porque una sociedad como la peruana, tradicional y con altos valores de sobrevivencia, puede demandar mayores medidas punitivas. En el mapa de valores de Inglehart y Welzel, tenemos un puntaje relativamente parecido a sociedades africanas e islámicas que tienden a imponer mayores medidas punitivas por motivos religiosos o culturales. En el caso del Perú, la explicación puede darse por motivos sociales, pero también por los altos niveles de inseguridad que desatan los instintos de sobrevivencia ante la amenaza a la integridad física de las personas.
Cabe resaltar que en el Perú existen condiciones muy favorables para la aceptación del populismo punitivo orientado hacia los corruptos. No solamente todos los presidentes de los últimos tiempos han sido cuestionados por actos de corrupción, sino que muchos otros funcionarios electos como congresistas, gobernadores regionales, autoridades distritales, provinciales etcétera, acrecentando el impulso punitivista en la ciudadanía peruana.
Un discurso que se adhiere a la categoría del populismo punitivo es la propuesta del radical Antauro Humala, de aplicar pena de muerte para los ex-presidentes implicados en casos de corrupción, incluyendo a su propio hermano, Ollanta Humala. Otra medida similar era aquella por el candidato presidencial por el Partido Popular Cristiano, Alberto Beingolea, que proponía enviar a los delincuentes comunes al penal Challapalca, donde se encuentran presos de alta peligrosidad. Ese no es un fenómeno reciente, al inicio de los años 80, Sendero Luminoso buscó legitimar el uso de la violencia política asesinando (ellos decían ajusticiando) a autoridades locales conocidas como corruptas y tildando de corruptos a todas las autoridades que buscaban eliminar. Estos ejemplos de personajes en las antípodas del espectro político ejemplifican el uso del populismo punitivo para ganar respaldo de la población.
En conclusión, el populismo punitivo es definitivamente un fenómeno vigente en el Perú y que además la población debe de tener presente para no caer en engaños en base a discursos que se mueven por la emoción. En el caso de Antauro Humala, una propuesta popular puede opacar a un abanico de medidas nocivas para la población, y fortalecer políticamente a opciones radicales.
Fuentes:
- European Center for Populism Studies. “Penal Populism” https://www.populismstudies.org/Vocabulary/penal-populism/
- US Department of Justice. “Five Things about Deterrence” https://www.ojp.gov/pdffiles1/nij/247350.pdf.
- World Justice Project. “WJP Rule of Law Index”. https://worldjusticeproject.org/rule-of-law-index/factors/2022/Peru/
- World Values Survey. “Inglheart and Welzel Cultural Map”. https://www.worldvaluessurvey.org/WVSContents.jsp
- “Estudio de Opinión para El Comercio, Mayo 2022”. https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2022-05/6980522INF_V5_26May22%20%28EL%20COMERCIO%20PUBLICADO%29%20%28002%29.pdf
- “Antauro: pena de muerte para corruptos, incluído Ollanta”. https://www.expreso.com.pe/politica/antauro-humala-pena-de-muerte-para-corruptos-incluido-ollanta/
- Tik Tok Alberto Beingolea. https://www.tiktok.com/@albertobeingoleappc/video/6932242991323139334?is_from_webapp=v1&item_id=6932242991323139334&lang=en
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