Hoy vivimos una nueva realidad, donde muchos ejecutivos a nivel global se encuentran trabajando desde sus casas. Por tanto, nos vemos enfrentados a una serie de distracciones relacionadas a temas familiares, educativos, sociales, de salud y a una mayor cantidad de horas que hacemos con el teletrabajo. En este contexto, es usual que cometamos más errores de lo común influenciados por los vacíos que dejan algunos mecanismos de la comunicación virtual. Del mismo modo, apreciamos que, en los contextos presenciales y virtuales, se fomenta de manera intensiva la innovación, que tiene como uno de sus principios: El probar y equivocarse, esto quiere decir que no debemos tener miedo al error, ni guardarlo “bajo siete llaves”, ni a la tentación de no enfrentarlo.
En ese sentido, es necesario tener una comunicación abierta y transparente con tus jefes, tus pares y colaboradores, con la finalidad de mantener la confianza, que es sin duda el insumo esencial para cualquier relación positiva, constructiva y duradera.
Una buena práctica para mantener la confianza es hacernos las siguientes preguntas nosotros mismos y reflexionar: ¿vale la pena sacrificar el corto plazo, por mi relación a largo plazo?, ¿vale la pena lograr este objetivo, esta venta, o conservar este “mal secreto” de una mala práctica, propia o ajena, a costa de mi reputación?, ¿vale la pena perder la confianza?, ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿qué es lo que puedo perder?
Por último, en nuestro rol de jefes, es necesario ser muy empáticos con nuestros colaboradores, practicar la escucha activa, considerar a cada uno de ellos de manera separada y entender que su crecimiento y aprendizaje está hoy en nuestras manos. Es importante, además, valorar el coraje de nuestros colaboradores para asumir sus errores y construir sobre ellos.
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