Finalmente, la situación de Ecuador estalló. Al momento de escribir estas líneas el escenario seguía fuera de control, con bandas de delincuentes atacando instituciones públicas y privadas en las principales ciudades del país ¿Cómo se llegó a esto? Hay dos dimensiones que debemos considerar, la internacional y la doméstica.
En el ámbito internacional, a raíz del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, el mandatario colombiano Gustavo Petro elaboró algunas hipótesis que vale destacar. La primera tiene que ver con la explosión del consumo de fentanilo en los Estados Unidos. Para el citado mandatario, el fentanilo está sustituyendo el consumo de cocaína en el principal mercado mundial, lo que tiene serias implicancias para las dinámicas del negocio de la droga en América Latina.
¿Es esto así? Los datos apuntan en ese sentido. De acuerdo con Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, los fallecidos a causa del fentanilo pasaron de 52 mil 404 en el 2015 a 106 mil 699 el 2021, un crecimiento exponencial. Por otra parte, el consumo de cocaína en el país norteamericano muestra un comportamiento errático, pero con tendencia a disminuir. Dice el último Reporte Global sobre cocaína del 2023, elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que el consumo en EEUU cayó de un pico de 300 millones de toneladas métricas el 2006 a aproximadamente 200 millones el 2020. De igual forma, esta fuente evidencia que los fallecidos por sobredosis de cocaína combinada con fentanilo pasaron de cero el 2012 a 13 mil el 2020.
Por ende, la producción de cocaína está cambiando de dirección. Ya no se dirige primordialmente al norte como sucedía antes. Según esta hipótesis, hoy la principal zona cocalera ya no es la región colombiana de Nariño, sino una franja de 10 kilómetros en la frontera colombo-ecuatoriana. Este espacio tiene una función de doble eje. La primera es trasladar la droga a Brasil para posteriormente llegar a Europa. La segunda, utilizar los puertos del pacífico como Guayaquil, para transportar el narcótico a Asia oriental, a Japón y Australia. Por otra parte, bandas criminales están compensando la caída en las ventas de cocaína en Estados Unidos con extracción ilegal de oro, sicariato, trata y extorsión. No está de más recordar los vínculos entre el crimen organizado ecuatoriano con verdaderas industriales delincuenciales internacionales como el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Jalisco Nueva Generación.
No obstante, la dimensión geopolítica internacional no explica por si sola la actual coyuntura. Entre las causas domésticas podemos señalar el cambio de rumbo que significó el gobierno de Lenin Moreno, que revirtió lo avanzado en materia de seguridad durante el correísmo (2007-2017). Es importante recordar que durante el mandato de Moreno (2017-2021), se redujeron las capacidades del Estado a prácticamente cero. Para la exdiputada Verónica Arias, Moreno de un plumazo eliminó el Ministerio de Justicia, encargado de la gestión de las cárceles, el Ministerio del Interior, responsable de la policía y la seguridad. También se prescindió de la escuela de guías penitenciarios, entre otros. Todo para crear un Frankenstein llamado Ministerio de Gobierno.
Igualmente, la implosión del Estado se acentuó en el mandato de Guillermo Lasso (2021-2023). Sobre este punto es relevante señalar que el cuñado del exmandatario mantenía presuntos vínculos con la mafia albanesa. A su vez, el embajador de Estados Unidos, Michael Fitzpatrick, denunció que en el país ya operan “narcogenerales”. Para colmo de males, elementos propios de la economía coadyuvaron. Sobre este punto es clave señalar que durante la campaña electoral, el hoy presidente Daniel Novoa afirmó que la dolarización facilita a las bandas criminales lavar el dinero en el país.
A manera de conclusión ¿y cuál es el papel que juega el Perú en este contexto? Desde el año pasado, diferentes medios de comunicación han denunciado la presencia de armamento peruano en manos de organizaciones delictivas ecuatorianas. Asimismo, la inteligencia militar del Ecuador ha señalado que una gran cantidad de granadas, explosivos y municiones están ingresando a su territorio vía Tumbes. Es urgente que el gobierno de Dina Boluarte explique cómo es posible que este armamento, producido y resguardado por nuestro ejército, está alimentando la espiral de violencia en el hermano país.
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