¿Qué implica y cuáles son los retos para realizar películas en el Perú, donde las producciones cinematográficas son más notorias en la capital?
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Pese al crecimiento de una actividad cinematográfica muy variada, el Perú carece de una industria capaz de alentar, promover, descentralizar y difundir la propuesta del denominado cine regional. A esto se suma la falta de formación a través de escuelas o instituciones públicas que permitan a los interesados especializarse en las diversas áreas del séptimo arte.
Hacer cine es todo un reto, sobre todo en un país que ha sido afectado por mucho tiempo en el ámbito económico y sociopolítico. Además del financiamiento, el problema de fondo es que tampoco existen políticas de estado concretas que estimulen y respalden su realización. Así lo considera Santiago Velasque, joven cineasta y fundador del proyecto Rikchay, una iniciativa que busca democratizar el acceso a la educación audiovisual.
"Hacer cine es difícil en cualquier parte del mundo por la gran cantidad de áreas involucradas con una obra honesta, sin embargo, la diferencia es que en muchas ocasiones los cineastas peruanos recurren al autofinanciamiento, por la carencia de patrocinios, concursos u otras formas de auspicio privadas, lo cual incrementa el tiempo de elaboración de una obra cinematográfica", detalló a RPP Noticias.
EL CENTRALISMO
El problema del centralismo ha generado que Lima concentre los principales servicios y centros de educación en el país; y el cine no es la excepción. Se estima que la capital agrupa más del 50 % de las salas comerciales de cine que existe en el Perú, eso sin mencionar a las grandes empresas de exhibición y distribución que operan desde el mismo lugar.
"Las principales instituciones especializadas y productoras cinematográficas se encuentran en la capital. Por lo cual, si un joven proveniente de otra zona del país decidiera estudiar cine o involucrarse a profundidad, una alternativa latente sería migrar a Lima y en muchos casos genera gastos que no son permisivos", dijo Velasque antes de comparar la situación del Perú con los demás países de la región.
"A diferencia de países vecinos, Perú no cuenta con una Escuela Pública de estudio Cinematográfico, su creación no solo permitiría nuevas oportunidades a estudiantes de todo el país, sino un incremento de la apreciación cinematográfica y nuevos puntos de vista que descentralizarían la producción del cine", acotó.
CINE REGIONAL
¿A qué nos referimos cuando hablamos de cine regional? Puede haber distintos puntos de vista, pero es posible que el término se haya adoptado para diferenciarlo del cine limeño. Lo cierto es que ha destacado a nivel internacional en las últimas décadas; basta con mencionar títulos como "Wiñaypacha", "Manco Cápac" o "Retablo", cuyas producciones muestran el reflejo de la realidad nacional.
Emilio Bustamante, destacado crítico de cine y guionista de televisión, señala en una de sus investigaciones que las primeras películas regionales de las que se tuvo noticia en Lima fueron las de género, y suscitaron cierta curiosidad en los medios, sobre todo las de horror. "La prensa las presentaba como un fenómeno pintoresco. Después surgió un interés antropológico, y solo recientemente se les ha reconocido valor artístico en determinados ámbitos de la crítica y la academia".
EL CINE COMO RECURSO EDUCATIVO
Para Santiago Velasque, alumno de la carrera de Cinematografía de la escuela de educación superior Toulouse Lautrec, interpretar el lenguaje de una obra proveniente de otra región, puede costarle al público limeño un poco más de tiempo, debido al constante contacto que se ha tenido con producciones de corte comercial. Sin embargo, eso no quiere decir que una obra regional sea inferior, en muchos casos la profundidad del tema es mayor y si se espera lo suficiente la experiencia llega a cautivar.
"El llamado cine regional guarda elementos de la cosmovisión, tradición e historia del lugar de origen y al contener temas de su realidad ignorados en muchos casos por la capital se comprende porque el termino ha seguido vigente. Sin embargo, muchos autores coinciden que el cine como medio artístico debe ser expresado de manera honesta y crear diálogos importantes para vincularnos y entendernos. Considero que si internalizamos esto último el resultado natural será que desaparezcan las etiquetas y utilizaremos la palabra 'cine' como ese medio que dialoga con nuestra realidad", sostuvo.
El cine está popularmente considerado como una forma de entretenimiento. Sin embargo, el fundador de Rikchay, sostiene que el séptimo arte también es una potente herramienta educativa y de comunicación que crea nuevas oportunidades y valores en los estudiantes. Así lo atestigua en los talleres remotos y gratuitos de cine y fotografía que brinda a jóvenes de zonas vulnerables en el país, como parte de su proyecto.
"El primer paso es la educación, la creación de nuevos espacios fuera de la capital que orienten y acerquen al público al cine, no como medio de espectáculo sino como instrumento a favor de la cultura y la realidad que percibimos. Se requiere un proceso de cambio para involucrar esta disciplina en escuelas y un trabajo en conjunto con puntos de cultura. Además, nuevas formas de financiamiento y sostenibilidad que contribuyan con el talento de más cineastas alrededor del territorio y gestores culturales a partir del cine", manifestó.
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