Un festival de cine en tiempo de crisis, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

El Festival de Cine de Lima se inauguró ayer.

Durante nueve días Lima será la capital del cine latinoamericano y una ventana abierta hacia la producción cinematográfica de todos los continentes.

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Ayer se inauguró la edición veintisiete del Festival de Cine de Lima. Durante nueve días Lima será la capital del cine latinoamericano y una ventana abierta hacia la producción cinematográfica de todos los continentes. 

La organización del festival es un ejemplo exitoso de colaboración entre una institución académica, la Pontificia Universidad Católica, el Estado y numerosas empresas privadas que no se resignan a que el peso de las noticias de cada día nos impida mirar hacia los grandes horizontes. Precisamente porque tenemos temas urgentes en materia de economía, de seguridad ciudadana, de abusos sociales y entrampamientos políticos y judiciales, debemos recurrir al aprendizaje de la vida en común que ofrece cada película. 

El cine no deja de fascinar desde su invención a fines del siglo XIX porque es un espejo que nos transmite la imagen de lo que no queremos ver en nosotros mismos: lo que nos disgusta de nuestro país es con frecuencia lo que tenemos dentro. 

Lima, tan alejada de las regiones, muestra en su festival películas filmadas en lenguas originarias. Ellas expresan la misma esperanza de una vida mejor y la misma demanda de un Estado justo, capaz de cubrir las brechas que separan a los peruanos. Una niña violada, un funcionario corrupto, un maestro con vocación, un campesino sin agua, un defensor del medio ambiente, un jefe prepotente, un dirigente mentiroso. Ellos son a la vez personas de la vida diaria y actores de películas que a diferencia de la vida real, podemos conocer hasta el final. 

Al amar o detestar a los personajes que vemos en una película, aprendemos cómo somos y cómo quisiéramos ser. De una buena película salimos urgidos a vivir una vida con sentido. Quizás por eso, en el inmueble parisino en que se proyectó la primera película hay una placa que dice: “En este lugar, la muerte dejó de ser una realidad absoluta”.

Las cosas como son

Fernando Carvallo

Fernando Carvallo Columnista

Periodista

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