Se ha estrenado la película trujillana 'Entre estos árboles que he inventado' en algunas salas alternativas de Lima, Arequipa, Cusco y Ayacucho. A continuación, un análisis de esta obra personal y sólida.
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“Entre estos árboles que he inventado” cuenta la historia de Mel (Maritza Sáenz), una joven fotógrafa que capta, a través de su cámara analógica, árboles, calles, cuartos de hoteles recién usados. Mientras realiza su expedición fotográfica, observa a Almendra (Almendra Ibáñez), una mujer misteriosa con la cual empieza a tener una conexión especial. Juntas recorrerán algunos lugares de Trujillo.
El primer largometraje del trujillano Martín Rebaza Ponce de León está compuesto por una cautivante fotografía en blanco y negro de bajos contrastes en los interiores, y una subexposición en los exteriores, especialmente durante el anochecer. Este recurso busca retratar a Trujillo como una ciudad nostálgica, melancólica, semejante con el espíritu introspectivo de Mel. Por ello, el color solo aparece en los momentos en que la joven se encuentra en el laboratorio de revelado fotográfico, ese espacio íntimo, personal.
Estamos ante un personaje que transita por dos estados emocionales, muy bien trabajados por la gran performance de Maritza Sáenz, quien debuta en la actuación. El primero, remite a lo cotidiano, sus problemas financieros. Porque Mel lleva las preocupaciones desde su interior y busca alejarse de los dictámenes sociales. Por ello, las mejores escenas son cuando la vemos enfrentarse con la relación amorosa que mantiene o su reacción desganada en sus encuentros familiares o laborales. Si bien tienen un peso dramático, Rebaza Ponce de León acierta en evitar el melodrama.
El segundo estado se manifiesta cuando Mel conoce a Almendra. Es entonces que la vemos sentirse comprendida por un personaje que ve en ella lo que los demás no. Ríe, juega, se desenvuelve. Y el filme juega de forma muy sutil la ambigüedad de esta relación: no explica si es amical o amorosa. Tampoco lo necesita.
Un punto en contra es la musicalización. Si bien algunas canciones calzan perfectamente, otras se tornan invasivas, gratuitas y remarcan momentos de forma innecesaria. A veces el silencio es el mejor sonido.
Sin duda, “Entre estos árboles que he inventado” es una obra sólida y muy personal, que coloca a Martín Rebaza Ponce de León como un director a seguir.
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