La Comisión Europea puso en circulación su propuesta para modificar la clasificación de las energías verdes e incluir en ella la energía nuclear y el gas natural.
La Comisión Europea acaba de desvelar un controvertido proyecto de etiquetado verde para ciertas centrales nucleares y de gas con el objetivo de facilitar la financiación de instalaciones que contribuyan a luchar contra el cambio climático.
La propuesta, debatida desde hace meses y aún provisional, fue enviada por los estados miembros el 31 de diciembre poco antes de medianoche, señalaron a AFP varias fuentes contactadas.
La Comisión "comenzó las consultas sobre un proyecto de texto" que permita incluir "algunas actividades de gas y nucleares" en su taxonomía verde, confirmó este órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE) en un comunicado.
El documento fija los criterios que permitirán clasificar como "sostenibles" las inversiones en centrales nucleares o de gas para la producción de electricidad, con el objetivo de reorientar las "finanzas verdes" hacia actividades que contribuyen a reducir los gases de efecto invernadero.
El proyecto se inscribe en el objetivo de neutralidad carbono de la Unión Europea para 2050.
Francia, que quiere relanzar su sector nuclear (fuente de electricidad estable y descarbonizada) y países de Europa central como Polonia o República Checa, que deben reemplazar sus centrales de carbón más contaminantes, apoyan el texto.
Esta clasificación permitiría una reducción de los costes de financiación, aspecto fundamental para que los estados deseen apostar por este tipo de proyectos.
Los ecologistas se oponen al reconocimiento de las centrales de gas (que emiten CO2) y la energía nuclear, por la producción de residuos radiactivos.
Unos pocos países comunitarios, con Alemania a la cabeza, incluso han decidido abandonar esta energía definitivamente.
La ministra alemana de Medioambiente, Steffi Lemke, reaccionó ante el grupo mediático Funke, de su país, considerando el proyecto de la Comisión como "un error".
Desechos radiactivos
La tecnología nuclear "que puede provocar catástrofes medioambientales devastadoras, en caso de accidente grave, y (...) deja grandes cantidades de desechos radiactivos y peligrosos, no pueden ser sostenibles", declaró Lemke.
Pero tanto los partidarios del gas como los pro-nucleares coinciden en argumentar que las energías renovables (eólica, solar, etc.) ya etiquetadas por la Comisión, sufren de producción intermitente y no permitirán suministrar electricidad a bajo costo en los próximos años.
La propuesta de Bruselas establece las condiciones para la inclusión de la energía nuclear y del gas, en particular un límite de tiempo.
Para la construcción de nuevas centrales atómicas, los proyectos deben haber obtenido el permiso de construcción antes de 2045. En cuanto a las obras que permitan extender la vida útil de las centrales existentes, deberán haber sido autorizadas antes de 2040.
También se exigirán garantías en cuanto al tratamiento de desechos y al desmantelamiento de las instalaciones nucleares en el fin de su vida útil.
En cuanto al gas, calificado de "fuente de energía de transición", se reconocerán como "sostenibles" aquellas inversiones en centrales que emitan poco CO2.
La Comisión fija unos umbrales drásticos: menos de 100 gramos de CO2 por kWh, considerado inalcanzable por los expertos con las actuales tecnologías.
Sin embargo, se prevé un periodo de transición: las centrales que consigan su permiso de construcción antes del 31 de diciembre de 2030 tendrán un umbral de 270 gramos de CO2 por kWh, a condición de que sustituyan las infraestructuras existentes (mucho más contaminantes) y de que respondan a una serie de criterios.
Con información de AFP
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