Gracias a los fósiles encontrados, los paleontólogos pudieron revelar que los Tanystropheus hydroides eran decapitados en terribles escenas hace 240 millones de años.
Paleontólogos han llegado a la conclusión de que los Tanystropheus hydroides, enormes reptiles marinos que podían medir hasta 6 metros, morían decapitados por otros depredadores.
El estudio fue realizado por Stephan Spiekman, paleontólogo de vertebrados en el Museo de Historia Natural de Stuttgart, quien llegó a la conclusión luego de analizar fósiles de estos seres que vivían en la Tierra hace 240 millones de años.
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Decapitados
El género Tanystropheus estaba conformado por reptiles acuáticos que median hasta 6 metros de longitud gracias a su enorme cuello compuesto de 13 vértebras alargadas.
Sus cuellos eran rígidos y servían para emboscar a sus presas: eran una especie de caña que les permitía pescar sin entrar al agua. Pero el nuevo estudio publicado en Current Biology ha encontrado también lo negativo: los depredadores se aprovechan de ello para decapitarlos.
Para llegar a esta conclusión, se realizó un examen cuidadoso en los huesos fosilizados de dos especímenes, llegando a detectar marcas de mordedura.
Hasta la fecha, ningún especialista había estudiado la teoría de que sus cuellos eran arrancados de mordiscos por depredadores. El estudio también confirmó que sus cabezas pasaban la mayor parte del tiempo en el agua.
“Algo que nos llamó la atención es que el cráneo y la parte del cuello conservados no han sido alterados, solo muestran cierta desarticulación debido a la descomposición típica de un cadáver en un ambiente tranquilo”, dijo el Dr. Mujal, también miembro del estudio.
Y claro, hay un detalle extra para confirmar el caso: no existe evidencia alguna del resto de los animales más allá de parte del cuello y su cabeza.
“Los cuellos terminan abruptamente, lo que indica que fueron completamente cortados por otro animal durante un evento particularmente violento, como lo demuestra la presencia de rastros de dientes”, refiere Mujal. "El hecho de que la cabeza y el cuello estén tan intactos sugiere que cuando llegaron al lugar de su entierro final, los huesos aún estaban cubiertos por tejidos blandos como músculos y piel".
Para los especialistas, los depredadores solo se concentraban en las partes más carnosas del reptil, precisamente la parte inferior de ellos. La cabeza pequeña y el delgado cuello no era apetecible para su dieta.
Independientemente de ello, el cuello largo “era una estrategia evolutiva muy exitosa para el Mesozoico”, recuerdan. El Tanystropheus se encontraba reinando en casi por todo el mundo por al menos uno 10 millones deaños.
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Una pintura para el arte de dinosaurios
En 1830, el artista Henry de la Beche pintó una ilustración en la que un ictiosaurio mordía la cabeza de un plesiosaurio y que inspiró a Julio Verne en un suceso del Viaje al Centro de la Tierra.
“Los paleontólogos especularon que estos cuellos largos formaban un punto débil evidente para la depredación, como ya se representó vívidamente hace casi 200 años en una famosa pintura de Henry de la Beche de 1830”, señaló Spiekman.
Dicha pintura se considera como una de las primeras muestras del Paleoarte.
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