El calentamiento global reciente, referido como la tendencia de aumento en la temperatura superficial global (océano y tierra) de las últimas décadas, es una de las señales más evidentes del cambio climático de origen antropogénico.
El clima va poco a poco ganando terreno en los medios de comunicación y en nuestras conversaciones cotidianas. Lo que sucedió hace años con el tiempo meteorológico, del que ahora todos hablan y siguen fielmente en espacios televisivos, foros y redes sociales, está empezando a ocurrir con el clima y sus anomalías.
Gran culpa de esta conciencia colectiva la tienen el cambio climático y fenómenos como El Niño, cuyo comienzo ha anunciado recientemente la Organización Meteorológica Mundial.
El ritmo lento de la concienciación climática bien podría ser un reflejo metafórico de la escala temporal de sus variaciones. Antes de avanzar en materia, dejemos clara la diferencia entre tiempo y clima:
El tiempo meteorológico se refiere sobre todo a cambios en el estado de la atmósfera en cuestión de horas o días, asociado a procesos que tienen lugar a escala regional y local.
El clima, además de representar la estadística del primero, se suele referir a cambios en cualquiera de los elementos del sistema (atmósfera, hidrosfera, criosfera), a la interacción entre ellos y a procesos mucho más lentos que pueden suceder a escala global.
Sirva como ejemplo: una ola de calor en un verano cualquiera sería un aspecto meteorológico, pero cambios en la frecuencia o intensidad de esas olas de calor a lo largo de los años sería un aspecto climático.
¿Qué es El Niño?
El Niño es una de las fases de un fenómeno acoplado océano-atmósfera que tiene lugar en el Pacífico Tropical. Este fenómeno, conocido por sus siglas en inglés como ENSO (El Niño-Southern Oscillation), involucra cambios en la fuerza de los vientos alisios, la temperatura superficial y subsuperficial del mar y la convección tropical profunda.
Este patrón climático presenta dos fases: El Niño (de calentamiento) y La Niña (de enfriamiento).
Durante las fases positivas o eventos El Niño, los vientos alisios están más débiles de lo normal, las aguas del Pacífico Tropical central y oriental están más calientes de lo normal, y la convección/precipitación se desplaza anómalamente desde Indonesia hacia el este.
Durante las fases negativas o eventos La Niña, los vientos alisios están más fuertes de lo normal, las aguas del Pacífico Tropical central y oriental están más frías de lo normal, y la convección/precipitación se desplaza anómalamente desde Indonesia hacia el oeste.
Como aspecto climático, cabe destacar que los episodios El Niño y La Niña suelen tener una duración cercana al año. Su ciclo de vida empieza en el verano boreal, se desarrolla durante el otoño, alcanza su máxima amplitud en invierno y decae hacia la primavera del año siguiente. Por esa razón, la comunidad científica los nombra haciendo referencia al pico invernal de sus anomalías. El evento que está teniendo lugar ahora mismo sería El Niño 2023/24.
El calentamiento global, un fenómeno variable
El calentamiento global reciente, referido como la tendencia de aumento en la temperatura superficial global (océano y tierra) de las últimas décadas, es una de las señales más evidentes del cambio climático de origen antropogénico.
Para la comunidad científica, hace años que se trata de un fenómeno confirmado. Los sucesivos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) han mostrado los avances en los modelos climáticos y la reducción en la incertidumbre de atribución del cambio climático al efecto radiativo añadido de gases antropogénicos (por ejemplo, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) sobre el efecto invernadero de origen natural, que por otro lado hace posible la vida en la Tierra.
No obstante, el calentamiento global antropogénico no implica calentamiento en todas las regiones del planeta, ni tampoco que el cambio climático no pueda interaccionar (constructiva o destructivamente) con la variabilidad climática.
Interacción entre El Niño y el cambio climático
Se podría entender que ENSO y el calentamiento global son fenómenos climáticos independientes. De hecho, las proyecciones de clima futuro del IPCC indican que no se esperan cambios robustos en la intensidad de las anomalías oceánicas asociadas a ENSO para las próximas décadas, pese a la continuidad del calentamiento global.
Sin embargo, la variabilidad climática de ENSO, debido a las grandes dimensiones del Pacífico Tropical, puede modular la temperatura global (promedio espacial) y por tanto aumentar o reducir el ritmo de calentamiento global.
Ejemplos de efecto contrarrestante son la serie de episodios La Niña que contribuyeron a la “ralentización” del calentamiento global en la década de los 2000. Y más recientemente, los tres episodios consecutivos La Niña (2020/21, 2021/22, 2022/23) que han contribuido a que 2021 y 2022 no hayan sido excepcionalmente cálidos.
Por otro lado, también hay ejemplos de efecto intensificador. Los episodios super-El Niño 1997/98 y El Niño 2009/10 contribuyeron a que 1998 y 2010, respectivamente, fuesen el año más cálido observado hasta esa fecha.
En la última década, el super-El Niño 2015/16 contribuyó a que 2016 haya sido el año más caluroso desde que hay registros. El 2023 o el 2024 podrían convertirse en el nuevo año más cálido jamás observado gracias a El Niño 2023/24, pero no se entendería sin un contexto de calentamiento global asociado al cambio climático antropogénico.
¿Qué sabemos sobre El Niño 2023/24?
Los últimos datos oficiales disponibles indican que la región del Pacífico denominada Niño3.4 –un indicador estándar de la intensidad de ENSO– mostró unas anomalías de 0,5 ℃ para el trimestre abril-mayo-junio.
Este valor está lejos de los 0,8-0,9 ℃ que se registraron en la misma estación durante el desarrollo de los eventos super-El Niño 1997/98 y 2015/16. Esto apunta a que El Niño 2023/24 puede no llegar a ser un episodio extremo.
Las predicciones actuales con modelos climáticos sugieren que la región Niño3.4 podría alcanzar un valor máximo durante el invierno de alrededor de 1,5 ℃, que lo harían comparable con eventos como El Niño 2009/10.
Por otro lado, la señal ENSO llega muy debilitada al sector euromediterráneo, tanto en verano como en invierno, no es estadísticamente robusta y puede ser fácilmente enmascarada por otros fenómenos de variabilidad climática más regionales, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
En conclusión, si este año es especialmente cálido en España o Europa, muy posiblemente será por el efecto del cambio climático y no por los efectos remotos de El Niño. El fenómeno sí se dejará notar más en otras partes del planeta, especialmente la cuenca pacífica, sobre todo en Latinoamérica.
Javier García-Serrano, Investigador y Profesor en Variabilidad Climática, Universitat de Barcelona
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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