¿Puede un asteroide impactar contra la Tierra pronto? ¿Existen misiones para recolectar minerales de cometas? Estas preguntas, vistas de manera sarcástica en 'No mires arriba', ya están siendo respondidas por agencias espaciales y en esta nota te lo contamos.
Durante los últimos días, una película se ha vuelto tema de conversación tras su estreno en Netflix. ‘Don’t Look Up’ (No mires arriba) se ha viralizado no solo por tener a actores de lujo como Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence o Meryl Streep, sino por caricaturizar a los políticos, medios de comunicación y la misma sociedad en medio de una crisis mundial.
El filme, eso sí, no parodia directamente nuestro contexto frente a la COVID-19 con imágenes de la emergencia sanitaria, sino que lo hace con otro campo de la ciencia: la astronomía. El desarrollo de la película se basa en un hecho espacial catastrófico, con un cometa camino a la Tierra amenazando con extinguirnos.
‘No mires arriba’ tuvo a la doctora Amy Mainzer, profesora en el Laboratorio Planetario de la Universidad de Arizona, como asesora científica, por lo que las amenazas astronómicas vistas no fueron del todo ciencia ficción. ¿Cuánto de lo que vemos en la película podría convertirse en realidad en los futuros años? Para descubrirlo, invitamos a tres físicos astrónomos a que nos cuenten la ciencia detrás de la narrativa de la producción.
Esta nota tiene spoilers, por lo que te recomendamos ver ‘Don’t Look Up’ antes de leerla.
¿Es actualmente posible que un asteroide o cometa impacte contra la Tierra?
El nudo principal de ‘No mires arriba’ está basado en el descubrimiento de un cometa con una trayectoria directa a la Tierra, amenazando -por supuesto- todo rastro de sociedad que conocemos hasta el momento.
“Las probabilidades son pequeñas, pero sí existen. Eso sí, estamos usando un criterio en el que aseguramos que tenemos toda la información. ¿Pero si hay un asteroide no mapeado? La información cambia la probabilidad”, señala el astrónomo Nobar Baella, del Instituto Geofísico del Perú.
Baella señala que incluso la ONU posee su propia oficina para asuntos de defensa interplanetaria, denominando a este tipo de cuerpos celestes como Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés). En el universo ya se han registrado 28 mil, pero hay muchos más que esperan ser descubiertos.
“Los NEO en teoría debería ser monitorizados en total, pero no tenemos la capacidad para verlos completamente. La idea no es solo observarlos de un solo lado, sino de varios lugares (del mundo). Los asteroides, a pesar de que están muy separados entre ellos, pueden chocar, lo que origina a que su órbita cambie y pueda convertirse en uno muy peligroso para nuestro planeta. Hay muchos de ellos a los que no se les hace seguimiento”, complementa la física de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Vanessa Navarrete, quien dicta cursos de astronomía en su blog Hablemos del Universo.
Para ejemplificar este caso, los astrónomos se remontan al 2013, al llamado Bólido de Cheliábinsk. En aquella oportunidad, un meteoroide sobrevoló la ciudad rusa de Cheliábinsk, liberando una energía 30 veces superior a la bomba nuclear de Hiroshima, explotando a 20 mil metros de altura. El suceso dejó casi 1500 personas heridas por los efectos de la onda expansiva de la energía.
“De hecho ya ocurrió hace mucho tiempo en la extinción de los dinosaurios. En el futuro es posible que pueda darse, ¿pero a qué escalas de tiempo?”, también se pregunta Erick Meza, astrónomo e investigador principal de la Agencia Espacial del Perú Conida. “La NASA ha hecho un estudio en la que señala que hay un asteroide que tendría una posibilidad muy baja, pero en el año 2185. No es muy cercano, pero tenemos que ser precavidos”.
Curiosamente, este asteroide, el 2009FD, es uno de los que mayores probabilidades tiene de impactar al planeta, con un 0.2% en dicho año. Es ínfimo, pero es diferente a 0.
“El planeta ya ha sido expuesto a extinciones por asteroides, así que puede suceder nuevamente, sin embargo, al no ser un evento frecuente, no se le da la importancia debida. Esto es similar con el COVID. Ha habido familias que han tenido que perder un familiar con COVID-19 para que recién se den cuenta que el virus estaba matando. Pero no podemos esperar de nuevo a que nos impacte para recién decir ‘teníamos que vigilarlos”, refiere Navarrete.
¿Deberíamos temer? No, pero sí estar atentos ante la información científica que se maneja.
Para ello, la NASA mantiene una etiqueta polémica, pero útil: “potencialmente peligroso”.
La agencia espacial busca clasificar a los asteroides por ciertas características que pueden ser amenazantes para el planeta. "Los criterios de la NASA van marcados en el tamaño (del astro), de velocidad y de proximidad. Pero este último es el más complicado de determinar”, señala Baella. “No es lo mismo que te diga las probabilidades de un posible impacto de asteroides hoy a que te los diga en un año. Los cálculos cambian”.
“El universo es grande y, si lo vemos desde ese punto de vista, la distancia con algunos asteroides es cercana, pero si lo vemos en términos ‘terrestres’, no es muy significativo”, compara Meza. “A veces se sensacionaliza y tergiversa. Por eso, es bueno saber qué significa cuando un objeto pasa ‘astronómicamente’ cerca de la Tierra”.
¿Existen misiones espaciales que intenten desviar o destruir un asteroide?
En la película, cuando los actores involucrados toman realidad del asunto, se crea lo que sería la solución al problema: cohetes que puedan destruir al cometa. ¿Es eso posible?
“Por el lado real, tuvimos a la misión Deep Impact (2005), donde se consiguió chocar a un cometa”, ejemplifica Baella. En dicho año, una sonda espacial de la NASA se acercó al núcleo del cometa 9P/Tempel y lanzó una sección que impactó directamente con el astro, abriendo un cráter de 150 metros de diámetro.
“Otra fue la misión de aterrizar, la misión Rosetta”, continúa. Esta sonda, lanzada en 2004 por la Agencia Espacial Europea (ESA), envió un módulo de aterrizaje a la superficie del cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko, analizando minuciosamente sus características.
Sin embargo, los tres expertos concordaron en un nombre clave que dará que hablar en este 2022: la misión DART o “Dardo”.
“Hace poco, antes que se estrenara la película, la NASA lanzó una misión: DART. Existe un asteroide binario que tiene un componente muy pequeño, como su luna, que se llama Dimorphos. El objetivo de este proyecto DART es cambiar la velocidad de Dimorphos impactándolo y, por ende, cambiar su trayectoria”, nos explica Erick Meza, quien ve con optimismo el éxito de esta misión e invita a los entusiastas a seguir de cerca el cumplimiento de sus objetivos.
Didymos y Dimorphos son asteroides gemelos. Didymos es el mayor, con 780 metros de diámetro, y en su órbita está Dimorphos, con unos “diminutos” 160 metros. Ninguno de los dos representa un problema para la Tierra, pero empezar la investigación de defensa planetaria en ellos es vital. “A problemas grandes, se necesitan soluciones ingeniosas”, refiere el investigador principal del Conida.
Elegir al sistema dual Didymos y Dimorphos no fue un capricho. “Si nosotros lanzamos un proyectil a un asteroide, no sabemos exactamente cuánto ha cambiado su órbita porque lo vemos ‘solito’. En cambio, si el asteroide no está solo, está ligado a otro astro, que ya se sabe que tiene una órbita fija, que está ligado gravitacionalmente como la Tierra y la Luna, posteriormente podrás analizar cuál será el impacto en su recorrido y podrá ser estudiado”, resalta Baella. “Así como el ARN mensajero fue innovador con las vacunas contra la COVID-19, la misión DART será la primera vez en la humanidad en la que se hace un intento de saber cómo un proyectil afectaría a la órbita de un asteroide. Mejor saberlo ahora, en un ensayo, a saberlo como en la película”.
Un satélite pequeño CubeSat de la agencia espacial italiana, nos narra Navarrete, será quien capture el momento crucial del impacto y envía los datos del suceso. “Con los parámetros que se van a medir, se van a poder estimar recálculos para asteroides más grandes. La física dirá que tipo de impulso se va a necesitar para mover un asteroide de tamaños descomunales”. Solo para recordar, el cometa que impacta la Tierra en ‘No mires arriba’ es de 9 kilómetros de longitud.
Se espera que la misión DART impacte a Dimorphos en septiembre de 2022, cuando se encuentre en su punto más cercano al planeta y los telescopios mundiales también puedan medir sus variaciones del brillo, vital para conocer cuánto cambió en su órbita.
¿La ciencia está estudiando una posible minería de recursos en astros como un asteroide o cometa?
Cuando la misión de destrucción del cometa está a punto de ser lanzada, se aborta el proyecto. Y es que una empresa tecnológica famosa ha intercedido en el objetivo: el cometa es rico en minerales útiles para la industria, por lo que su extracción podría ser beneficiosa no solo para su campo, sino para sus bolsillos. Entonces, ¿hay agencias o empresas analizando este terreno?
“Definitivamente sí. Existen empresas interesadas que piensan que los recursos naturales en la Tierra son escasos a lo que pueden a llegar en un asteroide”, revela Meza. “Ellos también van por fases. Sabemos teóricamente que los asteroides pueden tener minerales y, prácticamente, sabemos eso por los meteoritos que han caído en la Tierra. Luego de eso, pasar a la siguiente fase: visitar estos lugares”.
Meza nos comenta que trabajó con un astrónomo que estuvo en el equipo de OSIRIS-Rex, una sonda que orbitó al asteroide Bennu y que en 2019 recogió muestras del material de su superficie a través de su brazo retráctil.
¿Existen asteroides con tal grado de recursos que puedan atraer a los empresarios? Sí. Prueba de ello es el Psyche 16, un astro que ya ha sido tasado como “más valioso que la economía global de nuestro planeta” por su gran concentración de hierro y níquel, vitales para la industria tecnológica del globo. La NASA, pero también la compañía privada SpaceX del hombre más rico del mundo, Elon Musk, están enviando una misión de exploración a su ubicación en el cinturón de asteroides.
“La iniciativa es de empresas. Pero ¿qué ve la empresa? La relación costo-beneficio”, detalla Baella. “Por el momento esa proporción aún no convence, porque el costo es muy alto”.
La física Navarrete reflexiona sobre la inferencia privada en las misiones de minería espacial. “Me parece que es para buscar el dominio del espacio. Una persona como Elon Musk que ha dedicado su vida a generar más recursos para sí mismo no lo haría por un dar por dar. Eso se ve reflejado en la película cuando se presenta el empresario y le preguntan si su mente es científica o empresarial, si sus estudios son validados por pares. Uno tiene que cuestionar qué es lo que hay detrás. Para eso es muy importante trabajar en países como el nuestro el pensamiento crítico”.
“En las películas se ven cosas y las personas los ven muy lejanos. Pero a veces hay casos que en la realidad ya han sido desarrolladas”, puntualiza Meza.
Ante esta creciente iniciativa, es imperante crear leyes que determinen los niveles de acción de las empresas. Obama lo planteó y las actuales misiones Artemisa hacia la Luna están añadiendo puntos al respecto, pero seguirá siendo necesario su debate en años venideros.
¿Existe en la actualidad algún planeta con condiciones similares a la Tierra para la vida?
‘No mires arriba’ ha sido calificada de negativa al brindarnos el peor final posible: la extinción del planeta Tierra. Sin embargo, deja un atisbo de esperanza luego de que el grupo de magnates logre escapar del planeta en cápsulas criogenizadas con la esperanza de alcanzar un planeta con condiciones similares al nuestro para proseguir con la civilización humana.
“Para que sea como la Tierra, tiene que cumplir muchas condiciones: oxígeno, agua, etc. Se está trabajando mucho en encontrar a ese gemelo terrestre. Es muy complicado y desafiante”, refiere Meza.
Y viajar hacia ellas, es imposible en el momento. “Aún no podemos hacer un viaje interestelar. La estrella más cercana es Próxima Centauri y viajar hasta allí, significa tener la tecnología para viajar a la velocidad de la luz en 4.2 años”, señala Navarrete.
“Existe uno con altas probabilidades de albergar vida: Kepler-22b. Me pareció interesante el (accionar del) asesor científico, porque añade en la película la frase ‘hemos detectado un exoplaneta en la zona habitable’. Esto quiere que no está ni muy cerca al Sol, para que el agua se evapore, ni tan lejos como para que el agua se congele”, precisa el astrónomo Baella.
“Existen miles de exoplanetas que pueden tener características para albergar vida ‘tal como la conocemos’, pero son contados con los dedos de la mano los que se parezcan a la Tierra”.
La precisión es buena, porque la cacería de vida extraterrestre siempre se ha basado en vida similar a la humana, cuando, de la inmensidad de la galaxia, esto pueda no ser así. La búsqueda que realizamos en el universo (y que vemos en la película como forma primitiva) está compuesta de carbono, toma agua y respira oxígeno. Pero ¿por qué, en un universo tan vasto, no puede existir vida diferente a la nuestra?
Y claro está, no queremos finalizar sin mencionar la sensación de los científicos tras ver la película. Lamentan cómo la información, por más que sea comprobada, es muchas veces ignorada por el grueso de la población, incluyendo a los actores trascendentales como políticos. Pues, como en la película, ellos mismos han sentido en carne propia la falta de respeto a la ciencia, sus trabajos y sus resultados. Porque, a pesar del internet, las redes sociales o los medios de comunicación masivos, todavía cuesta mucho “mirar arriba”.
“Esta película es una sátira de lo que pasa, pero una no puede dejar de sentirse identificada con ella. Una se siente impotente ver que las personas que nos están cuidando y los políticos que deberían estar viendo por nosotros, estén haciendo una malversación con los fondos. Como Jennifer Lawrance, dan ganas de gritar”, finaliza Navarrete.
“Algunos científicos, y me incluyo, pasamos por situaciones similares en las cuales tratamos de demostrar que el trabajo científico, que pasa por pares y es revisado, es importante, pero no es escuchado por las personas. Hay muchos astrónomos y científicos con un trabajo muy serio y respetable que necesitan un tiempo con las personas para que sepan que sus resultados son para el futuro, para los que vienen después de nosotros”, concluye Meza.
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