Las rocas espaciales de Bennu fueron lanzadas desde el espacio por la nave OSIRIS-Rex. El estudio de estas muestras revelará información clave sobre la formación del universo.
Luego de una misión de 7 años, la nave OSIRIS-Rex lanzó las muestras del asteroide Bennu a la Tierra y estas fueron recogidas con éxito por un equipo especial de la NASA.
Este domingo por la mañana, la cápsula de almacenamiento de las rocas espaciales aterrizó en el campo de entrenamiento y pruebas del Departamento de Defensa de los EE. UU., en el desierto de Utah.
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Touchdown
OSIRIS-Rex, quien aterrizó en la superficie de Bennu en 2020 para extraer sus rocas, se situó a 102 mil kilómetros sobre nuestra superficie este domingo. Desde allí, lanzó la cápsula con 250 gramos de material.
Cuando el almacén atravesó la atmósfera terrestre, se convirtió en una bola de fuego y probó con éxito el escudo térmico desarrollado para proteger su contenido.
El paracaídas, el más pequeño de los dos a bordo de la cápsula, se abrió después de la entrada atmosférica de la cápsula para ayudar con la estabilidad y luego se separó del dispositivo.
El paracaídas principal se desplegó a las 9:47 hora peruana. Redujo la velocidad de la cápsula desde una velocidad hipersónica a aproximadamente 17 km/h cuando tocó el suelo.
Se espera que la agencia espacial revele los primeros hallazgos en una rueda de prensa el 11 de octubre.
La importancia de esta misión
Los científicos creen que las muestras de la cápsula son los restos de los inicios de nuestro Sistema Solar y ayudarán a los científicos a comprender mejor cómo se formó la Tierra y la vida.
El nombre de OSIRIS-Rex es la abreviatura de "orígenes, interpretación espectral, identificación de recursos y explorador de regolitos de seguridad". Se lanzó en su misión de mil millones de dólares en 2016 y llegó a Bennu dos años después.
Hasta el domingo, la nave espacial había viajado 6.200 millones de kilómetros.
Según los datos proporcionados por la NASA, existe la posibilidad de que el asteroide Bennu impacte la Tierra en 159 años, específicamente el 24 de septiembre de 2182. En el escenario hipotético de una colisión, se estima que este evento podría liberar una cantidad de energía equivalente a la producida por 22 bombas atómicas.
No obstante, los científicos subrayan que la probabilidad de que esto ocurra es extremadamente baja, con un índice de 1 en 2700, lo que representa apenas un 0.037 por ciento de probabilidad.
Ahora la nave va rumbo a su próximo destino: Apophis. Se espera que llegue a este asteroide aún en seis años.
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