Tener comunidades sostenibles ya es parte de la agenda del país, pero falta impulsarlas aún más

La comunidad del cerro San Cristóbal se unió para transformar sus espacios públicos.

Una comunidad sostenible es aquella que puede satisfacer las necesidades de sus miembros, sin tener que comprometer recursos de las futuras generaciones o afectar el medio ambiente. ¿Qué ejemplos tenemos en el país?

Cuando un país reduce su pobreza, protege a sus ciudadanos y asegura su prosperidad, se puede decir que es un país sostenible. Según algunos indicadores del Índice de Ciudades Sostenibles de Arcadis, que trabaja con criterios de las Naciones Unidas, las ciudades deben desarrollarse no solo de forma económica si no también garantizar su inclusión social y protección al medio ambiente.

¿Esto ocurre en el Perú? Para ello primero es importante definir qué es la sostenibilidad. Este concepto se entiende como la capacidad que tiene una persona o una comunidad para mantenerse sin la necesidad de recibir ayudas externas y sin agotar los recursos que tiene disponibles. De esta manera, es capaz de satisfacer todas las necesidades que existen, sin tener que comprometer los recursos de las generaciones futuras y sin afectar el medio ambiente. 

“Una comunidad es sostenible cuando hay cohesión social, cuando cada miembro de la comunidad se preocupa no solo de su bienestar o seguridad personal, sino de toda la comunidad”, explica Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión social e investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

“El tema de sostenibilidad está en la agenda porque ya no solo nos importa que algo suceda, si no que pueda perdurar en el tiempo. Sin embargo, aún no le hemos dado la importancia a que las comunidades se conozcan entre sí porque somos muy desconfiados y tenemos que revertir esa tendencia porque no puedes confiar en lo que no conoces”, comenta.

Si bien, este concepto aún no está difundido en todo el país, existen espacios comunitarios donde se pueden ver ejemplos de sostenibilidad; aquellos lugares donde la población se organiza para asegurar que los servicios funcionen mejor o para garantizar seguridad ciudadana, por ejemplo.

¿Qué comunidades sostenibles tenemos en el Perú?

Una de las iniciativas que evidencia el trabajo en conjunto entre la comunidad y el Estado es Cuna Más. El comité de gestión que se encarga de hacer las compras y de monitorear todo en Cuna Más está conformado por vecinos de la zona, indica la exministra. “También hay un comité de vigilancia que asegura, entre otras cosas, que no haya niños enfermos que se queden rezagados”, añade.

Otro de los ejemplos que se pueden resaltar es el caso del Cerro San Cristóbal, ubicado en el distrito del Rímac, donde el colectivo artístico Color Energía involucró a la comunidad para mejorar los espacios públicos de la zona. De esta manera, trabajaron junto con los vecinos para que presten las fachadas de sus casas y con una empresa privada para que brinde los recursos para pintarlas. 

“Todo el barrio mejora, siendo un sitio turístico, implica que habrá más visitantes y que los negocios que se encuentran allí tendrá más clientes. Como todos se comienzan a preocupar del ornato de su vivienda, también se preocupan de la seguridad no solo de su casa, sino de toda la cuadra y el barrio y eso hace una comunidad más segura y sostenible”, sostiene Trivelli.

En Cajamarca, más de 2200 familias mejoran su calidad de vida con negocios rurales y, de esta manera, contribuyen al desarrollo económico local y regional. A través del proyecto Haku Wiñay/Noa Jayatai, cuyos nombres en quechua y shipibo-konibo, respectivamente, significan "Vamos a Crecer", los cajamarquinos aprenden a generar su propio empleo y desarrollan oportunidades de trabajo para más personas de su comunidad.

El objetivo de este programa social es potenciar las capacidades emprendedoras y productivas en las comunidades rurales, para aumentar los ingresos y garantizar una mejor alimentación en los hogares pobres en zonas de la sierra y selva. De esta manera, se está formando una nueva generación de familias emprendedoras, capaces de crear sus propias fuentes de empleo, y contribuir significativamente a la reactivación económica tanto a nivel local como regional.

Esta iniciativa ha sido organizada por el Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes), a través del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). 

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