Los sectores de alta productividad como la minería, servicios financieros, electricidad, gas y agua absorbieron solo el 2,4% del empleo nacional antes de la pandemia.
¿Sabías que la productividad es un indicador muy importante para el crecimiento económico de un país? Esta refleja la capacidad que tenemos de hacer más tareas en menos tiempo y con una determinada cantidad de recursos. Por ello, lograr un alto nivel de productividad en nuestros negocios, por ejemplo, implica tener trabajadores con buena calidad de vida y con el conocimiento y acceso a herramientas que les permitan desempeñar su trabajo de la mejor manera.
Cada sector económico debe ser lo suficientemente eficiente y productivo para volvernos más competitivos frente a otros mercados, se incrementen los niveles de ingresos y se genere mayor bienestar para la población.
¿Cuál es el nivel de productividad en el Perú?
En el Perú, la productividad laboral es cinco veces menor que la de Estados Unidos, según datos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) presentados en el 2018; y entre sus causas se encuentran la informalidad y que la mayor parte del empleo se concentra en microempresas.
Por otra parte, los niveles de productividad en nuestro país también varían ampliamente entre regiones y sectores económicos. De acuerdo a la Organización Internacional de Trabajo (OIT), en 2019 los sectores de alta productividad –minería, servicios financieros, electricidad, gas y agua– absorbieron solo el 2,4% del empleo nacional. En contraste, las tres cuartas partes del empleo total se concentraron en sectores de baja productividad como servicios, comercio y agricultura.
Componentes claves para la productividad
Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la desigualdad representa un freno importante para el crecimiento económico de los países de América Latina y el Caribe. Esto sucede porque a la situación económica se suman los problemas estructurales que la región enfrenta como las brechas de género, educativas o de salud.
Estas carencias amplían la brecha de productividad en los países en desarrollo e incluso causan un retraso en componentes claves como la innovación, educación, eficiencia e infraestructura. A continuación, te contamos en qué consiste cada uno de ellos, según un artículo publicado por Norman Loayza, investigador del Banco Mundial en la revista Estudios Económicos del Banco Central de Reserva:
1) Innovación
Consiste en la creación de nuevas técnicas, productos y/o procesos en nuestras cadenas de producción. Esto implica un presupuesto en innovación y desarrollo tanto en el sector público como en el privado.En nuestro país, este componente aún está rezagado por la escasez de científicos e ingenieros, así como de instituciones dedicadas a la investigación científica de alto nivel. De hecho, de acuerdo al Índice Mundial de Innovación 2021, el Perú se encuentra en el puesto 70 en la lista de los 132 países con economías más innovadoras del mundo.
2) Educación
Permite el desarrollo de habilidades y conocimientos para fomentar y difundir las nuevas técnicas que surjan como resultado de la innovación. Cabe destacar que este componente no solo comprende las habilidades cognitivas, sino también las socioemocionales.
3) Eficiencia
Consiste en lograr las metas previstas con la menor cantidad de recursos.
4) Infraestructura
Se trata de los aspectos materiales que permiten elevar el alcance de los servicios públicos para impulsar el acceso de los peruanos a servicios básicos de calidad y abrir nuevos mercados.
De acuerdo con el Global Competitiveness Report 2018-2019, elaborado por el World Economic Forum, Perú se ubica en el puesto 85 de 140 países en el rubro de infraestructura. Esto se debe a las carencias en la infraestructura portuaria y aeroportuaria, problemas en la gobernabilidad y seguridad, así como la falta de inversión pública.
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Para CEPAL, es clave centrarse en cerrar cada una de estas brechas asegurando mejores servicios públicos de salud y educación, de infraestructura, mayor acceso al sistema financiero y mayor impulso de ciencia y tecnología.
Además, se requiere de un cambio estructural progresivo que, por un lado, alcance un crecimiento económico sostenible basado en la incorporación de conocimiento e innovación y en la generación de valor agregado; y por el otro, logre una mejor distribución económica, el fortalecimiento de bienestar y de las políticas sociales.
En ese sentido, el papel del Estado es clave para generar políticas que impulsen el desarrollo de las micro y pequeñas empresas, la creación de nuevos mercados y fomenten la innovación con el fin de brindar nuevos conocimientos y optimizar procesos que mejoren la productividad en los diferentes sectores económicos.
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