En el Día Mundial de la Alimentación, repasamos la situación peruana frente a la inseguridad alimentaria, la anemia y la desnutrición.
Este 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación que, desde el año 1979, promueve la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de hacer visible la magnitud de la malnutrición en el mundo. En este contexto, analizamos la situación de nuestro país ante la inseguridad alimentaria, la anemia y la desnutrición.
La constante inestabilidad política en el Perú (cuatro presidentes en los últimos dos años, denuncias y constantes cambios de ministros) junto con la pandemia han hecho que retrocedamos y perdamos los avances logrados en contra de la desigualdad social, según un informe de la ONG Acción contra el hambre.
Actualmente, el 50.5% de familias peruanas vive con inseguridad alimentaria moderada o severa, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Esto significa que no tienen acceso a alimentos suficientes y nutritivos, una situación que se ha intensificado con la pandemia, el cambio climático y con las recientes crisis internacionales como la guerra de Ucrania.
Según esta misma institución, una persona padece inseguridad alimentaria cuando no tiene acceso regular a suficientes alimentos nutritivos para un desarrollo normal y para llevar una vida saludable. Las causas detrás de este problema son la falta de disponibilidad de alimentos y/o la falta de recursos para obtenerlos.
El poco acceso a alimentos se agrava más si tenemos en cuenta que el 30 % de la población peruana se encuentra en situación de pobreza monetaria y alrededor de un 80 % del empleo en el país es informal, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2021).
La falta de alimentos y de acceso a ellos es muy peligrosa, ya que impacta en la salud y en la lucha contra la anemia y la desnutrición. Actualmente, el 38.8 % de los niños y niñas entre 6 y 35 meses en Perú sufre de anemia y el 11.5 % de los menores de cinco años sufre de desnutrición crónica, según datos del INEI (2021).
Junto con todo esto, el aumento del precio de los alimentos ha contribuido a la crisis. El Índice de Precios al Consumo en Lima ha subido al 8,81 %, según el INEI, lo que ha hecho que algunos alimentos incrementen su precio en casi 20 %.
Además, la importación de fertilizantes químicos para los agricultores se ha visto afectada por la guerra en Ucrania pues, luego de China, Rusia es el principal proveedor de fertilizantes nitrogenados que se usan para garantizar el crecimiento de las plantas, según el boletín de julio 2022 de Acción Contra el Hambre titulado “Una nueva crisis sacude América Latina”.
Dicho reporte indica también que en el Perú existen tres necesidades urgentes: 1) dar respuesta a la situación de inseguridad alimentaria de la población local y migrante vulnerable, 2) abordar la falta de acceso (económico) a alimentos por parte de esta población vulnerable y 3) enfrentar la falta de acceso a medios de vida sostenibles como mecanismo para asegurar la seguridad alimentaria familiar.
¿Cómo enfrentar la crisis alimentaria?
Sin duda, existe una necesidad urgente de trabajar en este problema no solo en el Perú, sino también en el mundo antes de que sea demasiado tarde. Para lograr cambios positivos es necesario contar con la participación del Estado, el sector privado y la sociedad civil.
Además, para evitar una gravísima crisis de seguridad alimentaria se necesita una “acción colectiva que sea liderada por los gobiernos de los países de altos ingresos, las agencias multilaterales y las instituciones financieras”, tal como señala el documento “Una crisis alimentaria mundial sin precedentes si no actuamos ya” de Acción contra el Hambre, UNICEF, Save the Children y la OXFAM.
En esa línea, el documento indica que se necesita reducir la dependencia de las importaciones de alimentos, aumentar la producción local en los países de bajos ingresos, apoyar la producción agroecológica, abordar las múltiples desigualdades de género y aumentar la calidad y la accesibilidad de la financiación climática.
Desde Acción Contra el Hambre también proponen ratificar la enmienda al Tratado de Roma (inanición como crimen de guerra), reforzar la respuesta urgente a las crisis con recursos extraordinarios (incremento de necesidades, así como de costes de producción y transporte) y promover la puesta en circulación de reservas alimentarias bloqueadas actualmente.
Asimismo, destacan que, a mediano y largo plazo, es necesario apoyar políticas e inversiones de soberanía alimentaria, promover un marco normativo internacional que regule el comercio de los alimentos como bienes de primera necesidad y reforzar los sistemas y programas de protección social en los países frágiles.
“Día mundial de la alimentación” es una campaña de Acción contra el hambre y RPP.
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