¿Cómo promover la inversión privada, sobre todo de las micro, pequeñas y medianas empresas?

De cada 10 soles que se invierten en el Perú, ocho corresponden a la inversión privada. | Fuente: Andina

Las empresas con menos de 10 trabajadores son la principal fuente de trabajo en el país, según la Encuesta Permanente de Empleo (EPE). En esta nota explicamos a qué barreras se enfrentan y cómo promover su crecimiento.

Cuando hablamos de inversión privada, muchas veces se piensa en las grandes empresas. Pero es importante resaltar que en nuestro país el 99% de las empresas registradas como privadas son micro, pequeñas y medianas empresas. Así lo explica la economista y coordinadora de investigación de Redes para el Desarrollo, Paola del Carpio a RPP.

“De cada 10 soles que se invierten en el Perú, ocho corresponden a la inversión privada. Estas micro, pequeñas y medianas empresas empleaban a cerca de la mitad de los trabajadores peruanos antes de la pandemia”, agrega la especialista.

Según la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), las empresas con menos de 10 trabajadores son la principal fuente de empleo, con una tasa de crecimiento de la población económicamente activa (PEA) ocupada de 1,9% anual, superior a las empresas con 11 a 50 trabajadores y aquellas con más de 50 trabajadores.

Sin embargo, su productividad laboral es aún muy baja. “Equivale al 5% de la productividad laboral de las grandes empresas”, advierte Del Carpio. El Instituto Peruano de Economía define la productividad laboral como la producción promedio que realiza un trabajador en un período de tiempo. Puede ser medido en volumen físico o en precio por volumen de los bienes y servicios producidos.

¿Qué está sucediendo con la inversión privada?

La inversión privada ha representado en nuestro país alrededor de la cuarta parte de nuestro crecimiento económico desde hace 10 años, lo que la convierte en el segundo componente más importante en nuestra producción de bienes y servicios; sin embargo, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) estima que su crecimiento durante este año será del 0%.

“Más allá de los shocks externos, no se ve un camino decidido para facilitar la actividad privada en el país y eso mantiene los niveles de confianza por debajo. Las empresas ven lo que pasa con otras empresas y toman decisiones. Por los conflictos y todo lo que hemos visto en los últimos meses, es muy difícil pedir que los proyectos avancen o crezcan demasiado”, explica Del Carpio.

A esto se le añade que, durante el 2021, la tasa de informalidad en nuestro país alcanzó su pico más alto de los últimos 11 años al llegar al 76,8%, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Es decir, tres de cada cuatro peruanos laboran sin beneficios sociales o en unidades de producción no registradas.

En las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), la informalidad alcanza el 78,2%, advirtió la Sociedad Nacional de Industrial (SNI). Según el Banco Mundial, el Perú enfrenta un exceso de informalidad del 20% respecto a países con similares niveles de ingreso per cápita.

 

Las empresas con menos de 10 trabajadores son la principal fuente de trabajo en el país. | Fuente: Andina

¿Cómo fomentar el crecimiento de las mipymes?

Ya sabemos que las mipymes son el componente principal de la inversión privada; sin embargo, con la crisis económica desatada por la pandemia, se ha agudizado los desafíos en torno al subempleo (empleo mal remunerado), la productividad y la informalidad.

La regulación hacia la formalidad es bastante rígida. Hay más de 2 mil páginas solo de regulación laboral y eso dificulta que uno pueda entender y cumplir con todo. Hay mercados que te ponen ciertas condiciones, pero no es barato cumplir con esas condiciones”, señala la especialista.

Existe entonces una necesidad de entender la realidad de nuestro mercado y pensar en medidas que protejan a nuestra mayor fuerza productiva. Como ejemplo, la experta toma el reciente aumento de la remuneración mínima vital: “El salario mínimo es un costo adicional que a quien más afecta es a esas empresas pequeñas que están en ese umbral de ‘soy o no soy formal, porque me falta pagar esto’”, puntualiza.

¿Qué se puede hacer? Para aumentar la productividad laboral es necesaria una mejor educación, capacitación y mayor tecnología. De otro modo, el aumento de la productividad laboral no sería fruto más que del ciclo económico, señala el IPE. Por otro lado, la formalización en muchos casos pasa por “tener asistencia técnica e inclusión de tecnología, pero tiene que ser con una mirada más sistémica. Muchas veces le dicen [a las empresas]: ‘Ya te capacité una vez nomás y me fui’”, comenta Del Carpio.

Finalmente, también está el entorno político y el entorno donde se mueven estas empresas. “Lamentablemente, sin confianza empresarial es muy difícil que las empresas que ya existen decidan crecer, emprender nuevos proyectos o emplear formalmente”, finaliza la economista.

 

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