Cuando Dwayne Johnson era a tiempo completo una estrella de la lucha libre llamada 'La Roca' tenía un golpe final: el codazo del pueblo. Primero ponía a su rival tumbado en el centro del ring, entonces se quitaba el protector del codo, lo arrojaba hacia sus fans, luego se balanceaba de un lado a otro como quien toma impulso en las cuerdas para llegar finalmente donde el rival y aplicarle un golpe de codo en el centro del pecho. Las películas de Johnson tienen esa misma lógica: importa más el show previo al golpe que el golpe mismo. Johnson es hoy el actor mejor pagado de Hollywood y además es productor. Está involucrado en el planeamiento de sus películas, en su invesión y en sus ganancias. Y lo que vende es un producto totalmente de entretenimiento para espectadores dispuestos a creerselo todo. Es lo que hay en Rascacielos (Skyscraper).Aquí Johnson es Will Sawyer, un ex policía que en cumplimiento de una misión sufre un grave accidente y pierde una de sus piernas. Años después, ya recuperado y con una prótesis, es contratado como asesor en seguridad para trabajar en el edificio más grande del mundo, una nueva torre de Hong Kong llamada La Perla, que tiene 240 pisos. Como supondrán este lugar será tomado por un banda de criminales, se propagará un incendio en su interior y Sawyer deberá salvar a su familia que ha quedado atrapada en esta enorme construcción. El mayor referente de Rascacielos es por supuesto Duro de Matar, que hace poco cumplió 30 años de estreno. Sin embargo, aunque La Perla es una torre muy tecnológica, casi una nave espacial, todo lo que se sabe sobre ella no sirve de mucho cuando Sawyer está adentro peleando con los malos. Las mejores escenas de acción ocurren fuera del edificio, cuando el héroe está a punto de caer al vacío. En comparación con La Perla, el edificio Nakatomi Plaza en el que Bruce Willis se enfrentaba a una banda de terroristas sí era una trampa peligrosa. Narrativamente el espacio, la torre, era bien utilizada. Lo que prueba dos cosas: que Duro de Matar ha envejecido muy bien como todo clásico del cine, y que Rascacielos pudo ocurrir en un edificio más pequeño, menos alucinante y el resultado hubiera sido el mismo.Que el personaje de Johnson tenga una pierna ortopédica es un recurso que sirve de poco para generar tensión. La mayor parte del tiempo uno se olvida de ese detalle. La película cumple con algunas escenas de acción y un salto que rompe con las leyes de la física, pero se siente que no es el mejor papel para Johnson, porque no se aprovecha una de sus cualidades desde los tiempos de la lucha libre: su carisma en escena. Por eso suele resaltar más en comedias de acción que en papeles como este, que son más físicos, donde solo tiene que ser rudo para vencer a los malos. ¿Dwayne Johnson es el Arnold Schwarzenegger de la actualidad? Quizá le falte subir más pisos. ¿Qué esperar?: Una película sin nada original, pero muy entretenida.Valoración: 3/5